Últimamente, recientemente, ¿has oído hablar a algún político de pobres y de empobrecimiento? ¿Los has oído de hablar de las familias en riesgo de exclusión social? ¿Son preocupaciones más que temas de conversación?

En nuestra sociedad solo la Iglesia católica, otras confesiones e iglesias y las ONG son las que se ocupan de atender en la necesidad. Los políticos, en todas sus sensibilidades y orientaciones, han ido dándoles de lado. Hubo un tiempo en los que las subvenciones eran sustanciosas, aunque nunca llegaron a cubrir el total de la ayuda que se prestaba. Pero, con la excusa de la crisis de la primera década de los 2000 las distintas administraciones retiraron gran parte de las ayudas que, en realidad, eran ridículas en comparación con las necesidades. Nunca se ha vuelto a recuperar lo que se destinaba a ayudar a los excluidos y hoy estamos en una situación límite.

Los pobres no han dejado de crecer; la brecha de empobrecimiento es cada vez mayor. Será lo más básico el alimento, tener el vicio de comer tres veces al día, pero también habla de pobreza y exclusión la falta de cultura, la escolarización, el acceso a un salario y a un trabajo dignos, la vivienda y etcéteras que hoy, en este ya siglo XXI, son necesarios, exigibles, denunciables.

La ley dice que todas las poblaciones de más de 20.000 habitantes deben tener un centro de acogida para sinhogar financiado con dinero público. ¿Los hay en nuestra provincia? En ningún pueblo o ciudad. No solo hay que recordarlo a la hora de votar. Los pobres son de la sociedad que los genera. Exijamos justicia.