Juan Villegas

Eudaimonía

Juan Villegas


Crisis de la vivienda

18/10/2024

En 1951 Martin Heidegger pronunció una conferencia en un congreso que llevaba por título El ser humano y el espacio y que se celebró en  la ciudad alemana de Darmstadt. En este congreso participaban arquitectos, historiadores del arte, políticos y también filósofos, entre los que se encontraban, además del citado Heidegger, el español Ortega y Gasset. En aquellos momentos había una severa carencia de viviendas en Alemania ya que los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial habían destruido gran parte de los edificios de las más importantes ciudades, de Darmstadt especialmente, que quedó destruida casi en su totalidad por las bombas lanzadas desde la aviación aliada. Había que reconstruir Alemania en todos los sentidos, también materialmente, ya que más de la mitad de las viviendas habían sido destruidas. Este es el contexto en el que Heidegger lee su conferencia Construir habitar pensar (sin comas, para mostrar en la forma la unidad con que Heidegger piensa que deben entenderse estos conceptos). El filósofo se dirigió a  los arquitectos, a los que tenían que planificar y administrar la reconstrucción y les dice que no basta con levantar millones de viviendas para dar soluciones rápidas y urgentes a los alemanes. No basta solo con construir. Para Heidegger no hay verdadera construcción sin un sentido profundo de lo que es habitar, de ahí el motivo de su presencia y la de sus colegas en este congreso. 

Hoy y aquí, como en la Alemania para la que escribió Heidegger Construir habitar pensar, hay una profunda crisis de la vivienda. Los expertos dicen que harían falta más de 600.000 nuevas viviendas. Para gran parte de la población se está complicando en exceso el poder acceder a ellas, en propiedad o en alquiler, y supone para muchos una carga que está en el límite de lo soportable. No entro ahora en cuestiones técnicas ni siquiera en el debate de qué derecho hay que salvaguardar y proteger más, si el derecho a la vivienda o el derecho a la propiedad, ambos contemplados como fundamentales en nuestra Constitución y  en la Declaración Universal del Derechos Humanos.  Se deberán encontrar soluciones conciliadoras que  armonicen ambos derechos sin caer en soluciones ni estatalistas o populistas ni insolidarias.   No se debería intervenir irresponsablemente el mercado de la vivienda ni tampoco puede pensarse que la vivienda es un producto de consumo más sujeto solo a las leyes del mercado y la especulación.   

 Si es cierto que las reflexiones del filósofo desbordan aparentemente los problemas más mundanos y que habrá quienes piensen que se alejan de la realidad más apremiante y que además las razones de nuestra crisis de la vivienda  aparentemente nada tienen que ver con la crisis sobre las que reflexionaron los asistentes a este segundo encuentro de Darmstadt, creo que  las reflexiones de Heidegger sí que podrían ayudarnos a ensanchar la comprensión,  a abrir perspectivas nuevas, a ver lo que no se ve del problema,  para poder  afrontarlo más sabiamente.  

  Al comienzo y al final de la conferencia Heidegger hace referencia a la penuria de la vivienda y a la necesidad que había en aquellos momentos, y concluye: "Se habla por todos lados con razón de la penuria de la vivienda. Y no solo se habla sino que se colabora para poner remedio. Se intenta acabar con esta penuria procurando viviendas, fomentando su construcción, a través de la planificación de todo el negocio de la construcción. Pero por dura y amarga, por dañina y amenazante que permanezca la escasez de viviendas, la auténtica penuria del habitar no consiste primeramente en la falta de viviendas. La auténtica penuria de la vivienda es además más antigua que las guerras mundiales y las destrucciones, más antigua también que el incremento de la población en la Tierra y que la situación de los trabajadores de la industria. La auténtica penuria de la vivienda consiste en que los mortales deben siempre de nuevo buscar la esencia del habitar, en que tienen que aprender primeramente la esencia del habitar". 

El problema de la vivienda al que apunta Heidegger,  no estaría solo en la necesidad de construir más viviendas  o de que salgan al mercado más viviendas para el alquiler. Como indica Heidegger no podemos plantearnos los problemas de la vivienda sin antes plantearnos la propia esencia del habitar. Habitar es hacer de un lugar una casa y no puede haber construcción sin casa, primero es la casa. La casa como dice Esquirol es el símbolo de la intimidad descansada, reposo en la intimidad, nos cobija y nos acoge, como también el otro, y hoy parece que no pueda haber muros que nos protejan de la distracción, la velocidad, la impersonalidad y la "extimidad". Sin necesidad de hogar, del otro,  seguirán existiendo problemas de vivienda por muchas que se construyan.