El Athletic de Bilbao ha conquistado la Copa del Rey, su primer gran título desde el año 1984, tras una emocionante y agónica tanda de penaltis frente al Mallorca, que se adelantó en el marcador y supo luchar con denuedo hasta el final. Los entrenadores, Ernesto Valverde y Javier Aguirre, demostraron ser unos auténticos caballeros. El primero declaró:«Hemos conseguido una victoria que supone muchísimo para nuestro club. Al principio hemos sufrido porque ellos jugaban a balones en largo y además tenemos la suerte de tener a Unai que ha parado un penalti que le ha dado confianza y ha servido para ganar la Copa». Por su parte, el mexicano Aguirre dijo: «Lo dimos todo para andar, pero al final morimos en la orilla. Es una buena Copa del Rey sin final feliz». Una pelea entre ultras en las calles de Sevilla enturbió una jornada de confraternización entre las aficiones bilbaína y mallorquina. Y el difícil acceso al estadio de La Cartuja también centró las quejas del aficionado que acudió a la final. Por otra parte, hubo necesidad de un comunicado en el que se solicitaba a los aficionados rojiblancos abstenerse de realizar actos o manifestaciones que se pudieran considerar una falta de respeto incluido el momento en que suene el himno nacional. El club bilbaíno pretendía así «concienciar a miles de aficionados y seguidores para que imperase el respeto, la deportividad y la diversidad de valores propios de nuestra entidad». La1, televisión que transmitía la final, nos proporcionó una imagen del pasado, con aquel mítico portero José Ángel Iribar. Fue internacional en 49 ocasiones tras batir el récord de Zamora. En 1964 se proclamó campeón de Europa de Naciones y fue campeón de Copa en las ediciones 1969 y 1973
El desafío fue mayúsculo. Después de 40 años ansiando el trofeo que ha ganado en 23 ocasiones más. Fue un encuentro para sufrir, para pelear, para padecer, para aguantar, para soportar y resistir. Sufrimientos hubo por parte de los espectadores y jugadores que se entregaron en cuerpo y alma. Los bilbaínos se sentían obligados a conquistar la Copa, tras fallar en cinco finales recientes. Pasado mañana, jueves, habrá fiesta por todo lo alto en Bilbao. La gabarra surcará la ría desde Getxo hasta el Ayuntamiento.
Fue un partido de auténtica Copa. Y de la Copa, a la Champions que comienza con el cruce de los ocho mejores equipos de Europa: un primer plato con Real Madrid con Manchester City en el remozado estadio Santiago Bernabéu, que registrará un lleno hasta la bandera. Quedan unas cuantas entradas VIP para algunos afortunados que si quieren ver el encuentro tendrán que gastarse la friolera de 2.500 euros. Demasiada tela. Y en esas estamos.