Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Expectación ante el rostro de la Santa (I)

01/04/2025

La urna que guarda el cuerpo incorrupto de Santa Teresa de Jesús fue realizada por el mismo arquitecto que diseñó su sepulcro, el francés Jaime Marquet Está hecho del mármol de la cantera existente en la localidad toledana de San Pablo de los Montes. Se trata de una obra de la orfebrería religiosa datada en 1760. El padre carmelita Ricardo Plaza contó en La Tribuna de Toledo del pasado 23 de marzo  que el equipo médico que se encontraba realizando un estudio en Alba de Tormes «está absolutamente asombrado de cómo se encuentra el cuerpo de la Santa» y adelantó que el 28 de marzo, a las nueve  de la mañana, tendremos una foto de la Santa, al fin. Será en un acto donde se conectarán Australia, Roma y Alba de Tormes para mostrar el rostro reconstruido de Teresa de Jesús a partir de radiografías y otros elementos utilizados por la ciencia. 
Antes de entrar en temas religiosos Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582) abulense, tierra de cantos y de santos, fue una chica llena de fervor por cosas altas. Leía libros de caballerías y de devoción. Quiso huir con su hermano Rodrigo a tierras de moros, para ser martirizada. Ingresó en la Orden carmelita muy joven, en 1534, en el convento de la Encarnación de Ávila. El primer periodo de su vida religiosa fue, según declaraba, de tibieza espiritual. Pero hacia 1556 se siente vivamente atraída al fervor religioso y a la vida mística. Al mismo tiempo inicia su gran labor de reformar con reglas más severas la Orden carmelita. A ella le produjo trabajos y disgustos sin cuento, ya que la reforma era vista con recelo por el resto de la Orden. Su vida fue, a partir de este momento, una constante actividad. Santa Teresa demuestra conocer ben las obras de literatura religiosa desde la Biblia hasta Fray Luis de Granada. Su influencia se nota en sus escritos. Pero no es partidaria de que las religiosas olviden menesteres más inmediatos por su afición a la lectura: «Dios libre a todas mis hijas de presumir de latinas...», dijo en alguna ocasión.
Una  de las preocupaciones de Santa Teresa es, como queda dicho, la reforma de la Orden carmelita y su extensión. Recorrió Castilla y Andalucía fundando 17 nuevos conventos. Fue una  mujer de espíritu práctico, resuelta y entusiasta, sincera y sencilla. No olvidaba los detalles por bajo que fueran: «También entre los pucheros anda el Señor», decía. 
Nos ha dejado el relato de su vida en una obra que tituló Libro de la misericordia de Dios. Su labor como fundadora la expone en otro de sus escritos fundamentales, El libro de las fundaciones. Ambas obras retratan fielmente el espíritu y la intensa actividad de Santa Teresa.
Otra de sus grandes obras es Las Moradas, también conocida como El castillo interior, donde describe el camino del alma hacia la unión con Dios. En sus páginas se alcanza la inmensa dulzura de esa unión mística.
Proseguiremos con el verdadero rostro de Santa Teresa… Y en esas estamos.