José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Apellidos ministrables

22/11/2023

Hay una teoría, no demostrada y un punto inverosímil, de la relación de ciertos apellidos con los cargos públicos. Una suerte, no de 'apellidos vascos o apellidos catalanes' sino, simplemente, de 'Apellidos ministrables y presidenciables'. 'Dime cómo te llamas y te diré a donde llegarás con esos atributos de apellidos', sería el relato atribuible a los apellidos. Y no es con ello, que haya un cierro Rh positivo o negativo de la gobernación.  
Así se muestra –en esa teoría rara de designaciones– que la gobernanza socialista ha estado en manos de apellidos comunes como González, Rodríguez y Sánchez. De igual forma que la gobernanza conservadora se ha movido en la prosapia de apellidos como Aznar, Rajoy y un postergado por ahora Feijóo. En esa secuencia de atribuciones, se miran la ubicación de los presidentes de UCD que se mueven en las dos direcciones. Suárez con los primeros –apellidos comunes– y Calvo Sotelo con los apellidos copetudos y con pedigrí.
Algo parecido ocurre con los apellidos ministrables, así sin más. Y ello en vísperas del momento del alumbramiento –como llamaba tontamente El País a la investidura de Sánchez–, ya que escribo en fin de semana y todo se sabrá cuando se lean estas líneas volanderas y no habrá lugar para la especulación de los nombramientos y de los nombrados. Hay quien mantiene la dificultad de ser ministro de cualquier cartera y llamarse García –en alusión al devaluado ya, Emiliano García Page–, pero no en referencia a la diputada madrileña de Más País, Mónica, con probabilidades de refutar el axioma de los apellidos comunes. Pero a los que dudan de esa receta de apellidos improbables, habrá que anotarle que hay varios López –Óscar y Patxi– en lista de espera ministrable y con posibilidades de incorporarse tras el largo viaje por Paradores y por la Lendakarizia vasca; como pasaría con Hernando –Antonio, portavoz parlamentario, condenado y recuperado para la causa sin ser, puramente, Hernández–. Incluso runrunea por ese territorio un Fernández –como el extremeño Vara– con posibilidades ciertas de poltrona. Con lo cual parte de la teoría de los apellidos puede sucumbir en esos casos citados. Sobre todo, si miramos al pasado y observamos la presencia de un renombrado Pérez –como fuera el desaparecido y muy echado en falta, Alfredo Pérez Rubalcaba–. El caso de la ciudadrealeña Rodríguez –otro caso que rompe las recetas de apellidos fáciles– puede tener corroboración de la regla difícil. Por más que los agrupados en la dirección parlamentaria del pasado, puedan volver a la escena ministrable.