Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Agricultores y ganaderos, nuestro apoyo

11/02/2025

Vamos a demostrar la tenacidad acumulada y las ganas que tenemos los españoles para superar los obstáculos que tenemos enfrente y denunciar las intolerables mentiras de los que detentan el poder. Vamos a tener que poner en marcha todos los resortes morales que nos permitan actuar con firmeza y audacia y con un profundo sentido de la solidaridad que siempre ha sido un factor clave en nuestras relaciones. El estamento político tiene que asumir responsabilidades como cualquier otro. La idea de utilizar el poder no para transformar la sociedad, sino exclusivamente para mantenerse en el poder es inmoral desde todos los puntos de vista. 
No podemos estar de brazos cruzados mientras nuestros agricultores y ganaderos vuelven a la carga otra vez. La mayoría de nosotros contamos con algún familiar cuya procedencia es el campo. Nuestras mujeres en la provincia de Ciudad Real han sido modélicas en ilusión y esfuerzo constante. Ahí están Afammer y Afand para demostrarlo. Dos colectivos a escala nacional en defensa de los derechos de las mujeres rurales, las que han optado por cuidar nuestros campos. Un sector productivo que está ganando puntos conforme pasan los días. Buena parte de ellas participan como técnicos en las organizaciones profesionales. Hace treinta años que escribíamos de agricultura en esta sección y decíamos que la revolución agrícola está escrita en la historia de la civilización. Posteriormente llegaría la industria. Los agricultores han tenido el privilegio de hablar todos los días con Dios a cielo abierto. Los tecnócratas de Bruselas y, a veces, la negada meteorología que tenemos han cambiado sus ciclos agrícolas y, lo que es peor, sus costumbres. Ahora montan guardia en su organización sindical. Ya no aguzan la reja como antaño, pero sí agudizan su vista cansada por los papeles y las claves de los boletines para acudir en pos de las ayudas y subvenciones de la consejería de Agricultura o de la Unión Europea. Salen de casa por San Blas no para ver si ha llegado la cigüeña a las espadañas de la Iglesia, sino para ir y venir por las oficinas y despachos de las cajas de ahorros y bancos. Han dejado de ser un artesano de la tierra para ingresar posiblemente en la reserva de los agricultores, en un funcionario sin nómina fija, ahora tienen que estar pendientes de órdenes y decretos de los plazos y subvenciones, ser expertos hasta en edafología para ver qué tipo de subvenciones encajan en sus 'picos de tierra'. En resumen, tienen que aprender a plantar en vez de sembrar. No están de acuerdo, pero los tiempos hinchados de burocracia los tienen hartos. Los pastores y ganaderos de nuestra tierra caminan siempre abrazados a la soledad y cuando llegan a la ciudad se transforman en personajes solitarios y de escasas costumbres urbanas cómo el Segismundo calderoniano. Una ayuda para ellos lo anuncian a bombo y platillo son las ayudas que les llega. Los ganaderos cada vez están más angustiados de lo que cuestan piensos y demás gastos con los lobos causando víctimas en majadas de nuestros ganaderos castellano-manchegos. Y en esas estamos.