Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


No te olvido, Miguel Morayta

20/06/2024

Fue uno más de los cientos de miles de españoles que debido a la guerra civil se vio obligado a salir del país. Un manchego nacido en un pueblo llamado Villahermosa, en el que su padre ejercía de médico, aunque pronto se fueron a vivir a Ciudad Real, donde el cabeza de familia llegó a ser presidente de la Diputación Provincial por el Partido Radical.
Militar de carrera, en 1936 se encontraba de agregado de la delegación española en Tánger. Él decidió no unirse a la sublevación militar contra el Gobierno de la Segunda República. «No traicioné el juramento de lealtad que había hecho al Estado», respondía Miguel Morayta Martínez, el protagonista de estas líneas, en una entrevista. Esa fecha marcaba uno de los episodios más terribles de España, su división en dos: «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos España ha de helarte el corazón», escribió Antonio Machado.
Como el poeta, Morayta era republicano. Atrás quedaban sus hermosos recuerdos de la niñez, su juventud en las Academias de Toledo y Segovia y sus siempre recordadas misiones en Marruecos; allí, en Chauen, fue nombrado hijo adoptivo. Una época de su vida interesante donde los éxitos y los problemas se mezclaron, sobre todo cuando se declaró africanista y partidario de la autodeterminación de los pueblos, de un Marruecos independiente, fuerte y aliado de España. «Imagina pensar así en aquellos tiempos», me dijo en cierta ocasión, pues tuve la suerte de conocerlo en ese México que lo acogió, como a tantos exiliados, con los brazos abiertos.
Trascurría noviembre de 1941 cuando el barco en el que huía de España atracó en Veracruz. Atrás dejaba demasiado, incluida su mujer, Maruja, otra manchega de Almadén, y su hijo con dos años, quienes llegaron tiempo después. Comenzaba una nueva vida dedicada de lleno al cine. Dos años después, en 1943 hacía su primera película: Caminito alegre con Sara García, Isabela Corona  o el madrileño Ángel Garasa; la última vez que rodó fue en 1978: Los amantes fríos. Entre medias, como director, guionista o productor, hizo un centenar de películas con los grandes actores de la época tanto mexicanos como españoles. ¿Recuerdan Pena, penita, pena, con la inolvidable Lola Flores? ¿Sabían que fue dirigida por Miguel Morayta? Carmen Sevilla, las gemelas Pili y Mili, Lupe Sino, Arturo Fernández, Joselito…
Vivió 105 años y hace 11 que nos dijo adiós, un 19 de junio de 2013, pero aún no se le ha concedido en España ni en su tierra manchega el merecido reconocimiento que debería tener. Tuve la suerte de escuchar sus historias y las cosas que en esta columna les cuento hoy, de admirarlo y quererlo, por eso, no pierdo la esperanza, y quizá, algún día, los que tienen en su mano hacerlo, pongan a este manchego que tatuó su nombre en la historia del cine mexicano, en esa llamada época de oro, en el lugar donde debería estar.