Mecida por la música de la agrupación Santa Cecilia de Calzada, si la lluvia lo permite, hoy estará en la calle la Esperanza, diosa en verde y plata de su barrio humilde de las Casillas, casi el mío. Y antes, Medinaceli, pisando claveles rojos y morados, sonidos claros de los Santo Tomás, lento de costaleros y ensimismado. La apoteosis del dolor convertida en belleza, arte y sensualidad, en pasión de pasiones, toma pueblos y ciudades; como escribía el poeta conquense Raúl Torres, «Cristo interpreta su propia agonía años tras año».
Mi ciudad, que publicita su Semana Santa como 'Tradición que emociona', edita una vez más su folleto-programa con las pasiones múltiples que vertebran estos vacacionales días: pasión por las procesiones, por la gastronomía, por la cultura y el patrimonio, y por la familia, donde caben una cata cuaresmal, un concurso de dulces o el deporte infantil. Fiel retrato contemporáneo de tan pasional semana. Tradición, fe y descanso, titulaba el especial viajero de un rotativo nacional. 'Fe, pasión y tradición', reclamaba Toledo. 'Pasión y luz', Huelva. 'Tu Semana Santa a un paso', Valladolid… Juego publicitario de pasiones. 'Laberinto de pasiones', otras pasiones lejanísimas, en el título del Almodóvar primerizo de los ochenta.
Ropaje de pasiones mundanas y emociones teñidas de religiosidad popular, así crece el espectáculo y entrega de las cofradías, mientras las vocaciones sacerdotales disminuyen y cierran los conventos, convertidas las pocas hermanas en estupendas artesanas de dulces. «Dios no interesa a la sociedad», decía, en entrevista de José Miguel Beldad en La Tribuna, Francisco José Turrillo, pregonero de este año en la capital y profesor de instituto. «Hay mucho de cultura y poco de espiritualidad», señalaba Ruiz-Moyano, hermano mayor del Silencio, en Lanza semanal. ¿Sabrán muchos niños y jóvenes interpretar e identificar las claves de la Historia Sagrada que concurren en el relato de la Semana Santa, o identificar qué nos está narrando un retablo barroco? Aunque, como explica Javier Cercas, que se confiesa ateo, anticlerical y laicista militante, en su libro sobre el Papa Bergoglio y el Vaticano, El loco de Dios en el fin del mundo (Random House): «En Europa todos somos cristianos, venimos de ahí: de Jesucristo y de Sócrates, de Jerusalén y de Atenas».
Somos Occidente, Roma y Grecia. Nos conforma también una mitología precristiana y una tipología cultural muy determinada. En esas compañías romanas de armaos —brillantes corazas y llamativos penachos rojos y blancos— de nuestro Campo de Calatrava se podría visualizar esa síntesis de tradiciones y formas. Ruta de la Pasión de diez municipios calatravos que pronto, dicen, tendrán su recalificación de internacionalidad en el panorama etnográfico. Centurias de armaos que prenden, sentencian, desfilan y custodian la sepultura de Cristo, o que caracolean en una escenografía singular y única.
Pasionarios días de infinitas pasiones.