Pedro Almodóvar colorea la muerte en su última película La habitación de al lado, basada en la novela de Sigrid Nunez Cuál es tu tormento. Nuestro paisano trata el tema de la eutanasia con una gran exquisitez y elegancia. Y, como viene siendo normal en su trayectoria, esta obra es un nuevo homenaje al arte y a la estética.
Se puede contemplar una réplica de un Hopper en algún interior, por ejemplo y las referencias a la literatura son constantes.
Merece una mención especial el cuidado de este director con los detalles, la decoración de los interiores o en la ropa destacando los rojos, verdes o amarillos. La fotografía que se nos regala es, igualmente, maravillosa.
La armonía, en general, está presente durante toda la película y se nos va desgranando, tanto en cada toma, como en los diálogos.
Por otra parte, las profesiones de las dos protagonistas están directamente relacionadas con el hecho de narrar, de contar al público la verdad en el caso de una, periodista, y la mezcla de la realidad y la imaginación en el caso de la otra, escritora. Este hecho contrasta con el silencio que suele envolver al tema de la muerte, del que mucha gente evita hablar porque le asusta o no sabe cómo hacerlo. Ya se sabe que en nuestra sociedad no tenemos normalizado tratar este tema en nuestras conversaciones, pese a estar tan relacionado, por otra parte, con la vida.
Por eso creo que ha sido un acierto rodar esta película y darle vida a la novela en la que se sustenta. Almodóvar nos consigue transmitir, de este modo tan elegante, el derecho a elegir marcharse cuando ya se sabe que el cuerpo no nos puede acompañar, de un modo digno, durante el trayecto que nos queda hasta recorrer el final del camino.
Con sus soberbias actuaciones, Julianne Moore y Tilda Swinton nos regalan una magnífica reflexión sobre la importancia de la amistad y sobre cómo, en determinados momentos, una persona amiga puede proporcionarnos más compañía y cariño que alguien de nuestra propia familia.
Serenidad es otra de las sensaciones que nos evoca esta película. Aparte del aplomo de los personajes y de su fortaleza, los paisajes que se retratan son bálsamos para el alma. La comunión con la naturaleza es otro de los temas sobre los que se quiere llamar la atención. Contemplar los árboles, dar un paseo por un bosque o escuchar cantar a los pájaros son actividades a las que siempre deberíamos otorgar un gran valor y, en cambio, es muy fácil que se nos olvide hacerlo con asiduidad, dados los ritmos de vida tan veloces en los que nos vemos envueltos.
Esa hermosa conjunción entre los colores y las estampas naturales atemperan la tristeza con la que podría haberse tratado un tema tan difícil. Esto es lo que, en mi opinión, ha conseguido Pedro Almodóvar, que es, sin duda alguna, un gran artista.