Hace pocos días y en una tertulia de fútbol sobre la estrella rutilante que ahora destaca con estilo merengue, como ahora lo es el inglés Bellingham, sobresalió mi información que conocí en vida a uno de los jugadores más importante que ha dado el fútbol inglés: Bobby Charlton. Ocurrió cuando España ya estaba clasificada de oficio como país organizador el año 1982. En el sorteo, un 16 de enero de ese año, fui citado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid al acto del sorteo de emparejamiento de equipos. Fue presidido por su SAR el Príncipe de Asturias, y España quedó incluida en el grupo quinto, con Honduras, Yugoslavia e Irlanda del Norte. Las sedes del grupo fueron Valencia y Zaragoza, pero España, cabeza de serie, jugaría todos los partidos en el remozado campo del antiguo Mestalla. La despedida de nuestro Mundial se llevó a cabo con un empate sin goles frente a Inglaterra. Millones de ilusiones españolas quedaron frustradas, una vez más, con la selección española.
Estaba de embajador futbolístico de su país el jugador Bobby Charlton y hablamos con él largamente, porque las circunstancias eran propicias, tanto de su vida como de su carrera futbolística. Estábamos en la antesala del mundial y nos dijo: «Con la selección inglesa fui titular desde 1958 hasta 1970 sumando la cifra récord de 106 partidos internacionales». Se erigió cerebro del equipo nacional inglés. Participó en cuatro mundiales: 1958, 1962, 1966 y 1970. Consiguió en 1966 el campeonato y a la vez fue elegido mejor jugador inglés y europeo. Su carrera deportiva transcurrió con sobresaltos, «porque comencé jugando de extremo izquierdo para convertirme luego en centrocampista organizador». Fue una figura señera con el Manchester United cuando se proclamó campeón de copa en 1963, y de liga en 1965 y 1967. En el siguiente año consiguió el título de campeón de Europa derrotando al Benfica. En la selección inglesa marcó 49 goles. Al final de su carrera había sumado 606 partidos oficiales a nivel de club.
Soslayamos el infortunio y desgracia que se vio envuelto cuando un avión de líneas inglesas qué transportaba a su equipo se estrelló el 7 de febrero de 1958 en Múnich. En el trágico siniestro fallecieron siete jugadores, entre ellos algunos internacionales. El entrenador resultó gravemente herido y Charlton se salvó, afortunadamente. Ha sido de los más sobresalientes peloteros en los anales del fútbol inglés, y prototipo dentro y fuera de la cancha del gentleman británico. Fue premiado por la reina Isabel II con el título de sir y tuvo siempre un buen concepto de la profesión de futbolista: «Algunos amigos me dicen que los jugadores profesionales son esclavos.. Si eso es esclavitud que me condenen a ella de por vida». Uno casi está obligado a informar qué la revista Gaceta de La Solana estuvo en el Mundial-82. Único medio informativo de La Mancha que estuvo acreditado. Y en esas estamos.