Despejada por el ministro de Fomento la duda de los proyectos de la N-430, autovía A-43 y N-401, donde, sí o sí, nos quedamos sin la opción sur de la A-43 por mucho que se siga reivindicando, y, sin la autovía de Toledo, parece lógico ir pensando en resolver definitivamente, de una vez por todas, la segunda ronda de circunvalación de la capital que permita la organización de la ciudad.
Es necesario pensar en terminar de ejecutar una segunda vía urbana de comunicación, con las correspondientes intersecciones, que conecte los distintos puntos de la capital por su parte exterior: Hospital General Universitario, polígonos industriales, ciudad administrativa, etc., capaz de absorber el tráfico y dar solución urbanística al crecimiento de la ciudad en las múltiples urbanizaciones que la han ido rodeando y sin que ello signifique un límite a su ensanche. La segunda ronda es necesaria para la organización urbanística de la ciudad.
La segunda ronda prevista, sin ejecutar en su mayor parte, hoy no resuelve tampoco todos los problemas de conexión y movilidad que ha generado el ensanche de la ciudad mediante urbanizaciones alrededor de la misma junto con algunas infraestructuras de transportes no contempladas en su día en el PGOU y será necesario redefinir alguno de los tramos previstos, en algunos casos de difícil solución tal y como sucede con la Avenida de los Descubrimientos, pero será una solución que resolverá muchos problemas de ordenación. Habrá que estudiarlo por los técnicos y buscar alternativas. No se puede seguir organizando la ciudad y todo el tráfico rodado en torno al actual anillo de rondas.
De nada sirve, o de muy poco, construir tramos aislados inconexos y sin continuidad como el que próximamente se abrirá al tráfico de la ronda sur, que por cierto se dilata en el tiempo su terminación y entrada en servicio para conectar la Avenida de Calvo Sotelo con el tramo de Fernando Alonso de Coca a la espalda del Hospital General Universitario. Tramo, este último, que tiene una difícil e inexplicable conexión con la última intersección en la rotonda de la calle Diego de Mazariegos reduciéndose drásticamente de cuatro a dos carriles. Es como si acabase ahí la nueva ronda definitivamente sin tener más continuidad.
Es necesario, y a la vez resulta urgente, continuar con la segunda ronda de circunvalación desde el Hospital General Universitario, donde se quedará cortada, hasta conectar con la CM-412 a la altura de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y que permita la llegada del tráfico rodado a la nueva sede administrativa de la Junta construida sobre el viejo hospital del Carmen propiedad de la Diputación. Esa conexión, imprescindible, permitirá unir también el Hospital General Universitario con la N-420 y N-430, además de la ya mencionada CM-412.
Hoy, para dirigirse a cualquier zona de la ciudad desde la periferia urbana el tráfico se ve obligado a usar el anillo de la primera ronda, por cierto, aún vía interurbana en su mayoría de los tramos, y condiciona todo el tráfico de la ciudad. Hospital General Universitario en este momento y Ciudad administrativa, en pocos meses, de por sí solo justifican la segunda ronda de circunvalación para organizar la ciudad desde el punto de vista del tráfico al ser los centros que atraerán la mayor población flotante diaria que llega a la ciudad para gestionar servicios administrativos o de salud, pero, también, todo el tráfico rodado procedente de las urbanizaciones nacidas alrededor de la ciudad y fuera del actual anillo de rondas que necesitan desplazarse de un punto a otro.
Pero si hay necesidad de continuar con el tramo sur de la segunda ronda hasta conectar con la Confederación Hidrográfica del Guadiana, no resulta menos imprescindible el tramo norte. Continuar desde la carretera de Toledo, último y pequeño tramo construido hasta la CM-412, por la parte posterior del cementerio, para llegar también a la altura de la Confederación cerrándose el segundo anillo resulta igualmente necesario.
La segunda ronda y su cerramiento como vía de circunvalación, y que ya no tiene forma de anillo, es independiente del resultado de las variantes necesarias de las distintas carreteras nacionales que atraviesan aun la ciudad. Al mismo tiempo que se estudia la conexión de la N-401 con la A-43 que acaba de indicar el Ministerio que se llevará a efecto y que posiblemente tendrá que salir a la altura del nuevo Polígono Industrial Oretania, es necesario también reivindicar con energía la variante de la CM-412 que es carretera regional y ocupa buena parte de la ronda actual.
El segundo cinturón de la ciudad definirá las relaciones urbanas de lo que definimos actualmente como periferia, por estar fuera del primer anillo, con el resto de la ciudad, y marcará los límites de la nueva. Construido el segundo cinturón de ronda también será posible acometer la remodelación y acondicionamiento de la actual, primer anillo, para convertirla definitivamente en una vía urbana de primer orden.