Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Eso no lo llevo yo

07/04/2025

Sobre el papel existe una adecuada organización política del Ayuntamiento de la capital donde las concejalías están agrupadas en áreas de trabajo con un concejal responsable al frente de ella como coordinador. En la teoría, el modelo de organización que supera con creces a la de otros años, las áreas deben servir para la comunicación interna, la coordinación entre concejales y la interoperabilidad, pero la falta de una relación de puestos de trabajo actualizada con la correlativa definición de funciones en el resto de los niveles inferiores, sumado a algunos cuellos de botella en puestos de confianza que por su importancia superan a las propias áreas, echan al traste dicha organización y afloran los problemas. Es por ello que urge realizar el compromiso adquirido con los funcionarios elaborando una nueva Relación de Puestos de Trabajo, (RPT) y la revisión de funciones porque ya va para dos años de esta Corporación y las únicas modificaciones realizadas para los puestos ejecutivos han sido cuanto menos discutidas por su significación y por las cantidades económicas.
Las nuevas tecnologías y la creación de las páginas web de la administración facilitando el acceso directo al ciudadano, sumado a los nuevos procedimientos de gestión online de muchos expedientes en los departamentos clave, han superado a las organizaciones y han dejado a muchos funcionarios con las funciones de sus puestos de trabajo obsoletas, cuando no, además de obsoletas, desfasados. Basta recordar que la revisión de puestos y funciones puede ser de hace más de veinte años para la mayoría de puestos y en ese tiempo los cambios introducidos en la organización han supuesto una transformación significativa.
Si en 1833 Larra escribía el 'Vuelva Usted mañana' para escenificar la pereza y desidia en general de los españoles y de los funcionarios en particular, hoy la frase dicha por los funcionarios no sería la misma porque hoy el ciudadano se relaciona con la administración de forma distinta y no es presencial en la mayoría de las ocasiones, pero desde luego se pueden acuñar nuevas frases, que corren de boca en boca entre los funcionarios y entre los ciudadanos, y que sirven igualmente para poner de manifiesto la falta de eficiencia de la administración consecuencia de una lenta y deficiente organización de los recursos que va muy por detrás de los cambios. La responsabilidad en el ámbito local de la organización es del alcalde y del concejal de Personal. 
Los cambios en la administración local, en particular en el Ayuntamiento de la capital, y en los modelos de prestación de los servicios al ciudadano producidos en los últimos años, las nuevas y recientes incorporaciones de personal directivo con diferentes roles y la falta de definición de funciones en los puestos de trabajo de los niveles más inferiores, que no de organigramas generales, sumado a los cambios de la nueva Corporación, tiene a los funcionarios un tanto desorientados, no ya frente a los ciudadanos, que también, lo cual es grave, es aun peor, entre ellos mismos, de tal forma que la frase de «Eso no es mío» «Eso no lo llevo yo» y/o «Eso quien lo lleva» es la habitual para deshacerse de cualquier asunto que llega vía registro o es encomendado por otros jefes de servicio y no está definido expresamente entre las funciones de su puesto de trabajo, de tal forma que se pueden quedar en un limbo administrativo cientos de asuntos y expedientes porque nadie se ocupa de ello. O, simplemente, contestar meses después, cuando ya no existe la necesidad para el ciudadano porque el objeto de la petición ha desaparecido. 
Claro que, la indefinición no es la única clave para un funcionamiento deficiente de los servicios, existe otro elemento, aún más importante, que impide conseguir una buena productividad y es la desmotivación entre los funcionarios consecuencia de medidas arbitrarias y poco transparentes por parte de quienes tienen la responsabilidad de velar por la organización.
En nada contribuyen a mejorar el clima laboral las últimas decisiones de revisión de los complementos específicos y de destino sobre nuevos puestos procedentes del exterior y creados ad hoc, rebasando en mucho al de los funcionarios de carrera de la misma categoría que llevan una larga y dilatada vida laboral y profesional. Decisiones de este calado contribuyen al agravio comparativo y no puede justificarse en la necesidad de atraer talento porque el agravio comparativo se convierte en un insulto manifiesto. Sería inconcebible que el Ayuntamiento fomentara contrataciones procedentes de otras administraciones en base a conocimientos a los que no han tenido acceso los propios funcionarios de la ciudad por falta de programas de formación o por no haber invertido en sistemas propios. De la misma manera que no es un mérito ser un alumno brillante, en la administración no se puede fichar al personal de otra administración con talonario subiendo sueldos como si de un equipo de fútbol se tratase.
En la empresa privada siempre he mantenido el símil de que su estructura se parece a una mesa de tres patas: una pata son los accionistas, que representan el capital; otra los clientes, base de la existencia en sí misma; y por último los empleados, un recurso imprescindible para mantener la producción y el funcionamiento diario. Cuando falla cualquiera de las patas, se produce un desequilibrio y aunque existan contrapesos que la mantengan en pie, el riesgo de que no funcione y cierre es muy alto. 
Si llevamos el símil al Ayuntamiento de la capital, como si de una empresa prestadora de servicios se tratase, los accionistas y los clientes estarían en el mismo lado y serían los ciudadanos, puesto que son al mismo tiempo quienes aportan el capital mediante el pago de los impuestos y quienes reciben los servicios como si se tratase de clientes. La otra pata, siguiendo el símil, serían los empleados municipales, independientemente de la categoría y modalidad. Sin el funcionamiento adecuado de los empleados municipales, el Ayuntamiento no funciona o lo hace a tan bajo rendimiento, porque no es posible su cierre, que se resienten los servicios que se prestan al ciudadano. Es necesario evitar agravios comparativos entre los funcionarios y medidas arbitrarias y, para conseguir un buen funcionamiento de los servicios que prestan los funcionarios, lo mejor es la transparencia.