Cuando llega la Virgen de Peñarroya con su 'Chatillo', La Solana desborda su sentimiento religioso. El pasado domingo se celebró su tradicional ofrecimiento a la Virgen de Peñarroya que resultó brillantísimo. Comenzó a la salida de la jornada novenaria que ahora se celebra. La patrona fue sacada a la explanada frente al atrio del templo de Santa Catalina bajo el dosel que la cobija. Desde ese momento, 13.30 horas, los solaneros guardaron su turno para llevar sus regalos y dones a la patrona: botellas de vino y licores de todas las marcas macetas, bolsas y dulces típicos que elaboran en todos los hornos panaderos que existen en la localidad, y suspiros de monja que elaboren con un gusto y exquisitez sobresaliente, las madres Dominicas del monasterio de clausura de San José, una elaboración puramente artesanal que suelen hacer por encargo, sobre todo, en la festividad de la Navidad y para las hermandades y cofradías con motivo de sus ofrecimientos temporales. Se ven también a los pies de la Virgen frutos de temporada: melones, sandías y uvas. Ha decaído mucho el ofrecimiento de animales como corderos, conejos y aves que hubo hace tiempo. Los forasteros que tienen el acierto de visitar la localidad en este día, no salen de su asombro, porque después del ofrecimiento comienza una singular y reñida puja de los dones y obsequios regalados, una puja que llevan con maestría ciertos coordinadores que se prolongó hasta las dos de la madrugada del lunes. Hay algo que resaltar por encima de todo:la grandeza de un pueblo con su Patrona, cordón umbilical de afectos y devociones de pequeños y mayores, de solaneros ausentes que se hacen presentes cuando llega el tercer domingo de septiembre.
Otro año más, la plaza Mayor fue el lugar y encuentro multitudinario. Otra vez, la Virgen ha colocado bajo su manto todo su prodigio celestial cuando las ofrendas se hacen oraciones y los hermanos solaneros, al pie de su torre de Santa Catalina, se hacen generosidad de un pueblo peregrino de ese singular acto mariano. El ofrecimiento ha seguido con el mismo fervor de todos los años y ha alcanzado cotas y marcas jamás soñadas.
Como final del ofrecimiento, fiesta mariana por excelencia en La Solana, se celebró la tradicional puja de la estampa de la Virgen, que alcanzó 1.000 euros y, como es preceptivo, se firmaron las actas conteniendo la cifra global recaudada de 39.970 euros a cargo de la alcaldesa de La Solana, Luisa Márquez, del párroco de Santa Catalina, Benjamín Soto Rey, y el tesorero de la Hermandad de la Virgen, que estaba muy satisfecho de la cantidad reunida.
Como ya es costumbre, la Patrona acompañada por su eficiente junta directiva de la cofradía, del clero y autoridades locales, realizaron la acostumbrada procesión alrededor de la plaza donde no faltaron los consabidos vivas a la Virgen de Peñarroya y al Chatillo, apelativo cariñoso que por aquí recibe el Hijo de nuestra Señora. Musicalmente, el día fue muy bueno, porque la banda municipal, dirigida por Ángel Sancho, ofreció un gran concierto de pasodobles en la Lonja y la rondalla y el grupo de coros y danza del Centro de Mayores también animó. Y en esas estamos.