Decía Manuel Gutiérrez Aragón que ningún objeto que se mostrase en una película estaba puesto al azar y si se insiste en su visionado es porque serán altamente significativos en la historia que se narra. En la película Vidas perfectas, actualmente en cartelera, sucede con cinco útiles: Unos guantes, una caja de pastillas, un paquete de galletas, una casita de madera para un pájaro y un collar de perlas. Cada uno de ellos cobra un protagonismo especial en los acontecimientos que conforman este thriller psicológico, en el que se estrena como director Benoît Delhomme. 
El collar, por ejemplo, es entregado como un regalo y símbolo de unos sentimientos hermosos y en un determinado y crucial momento se verá cómo cae al suelo, esparciéndose por él todas las perlas que lo conformaban. En una preciosa metáfora se logra así transmitir cómo la felicidad y el cariño pueden sufrir una brutal transformación hasta desaparecer por completo.
La casita de madera y la caja de galletas se relacionarán con hechos que acontecen a niños y las pastillas a una anciana. Los guantes, junto con el collar, darán testimonio de la elegancia y alta sociedad (América, años 60) a la que pertenecen las dos protagonistas: Celine y Alice, magníficamente interpretadas por las grandiosas actrices Jessica Chastain y Anne Hathaway. 
Los guantes tendrán, además, otra impactante función en este film. 
En Vidas perfectas se ahonda en diferentes sentimientos, siendo los principales el instinto y sobreprotección maternal y la culpa. La amistad, la envidia, el amor a la pareja y familia, la resiliencia y la capacidad para superar una tragedia inesperada son, también, coprotagonistas. Sin duda, es además, una historia en la que se profundiza en la gestión de las emociones, tema tan de moda y tan necesario en nuestra sociedad.
Cabe destacar que esta obra está basada en el libro Derrière la haine (Detrás del odio, de Barbara Abel) y en la película Instinto Maternal del director belga Olivier Masset-Depasse, de 2018. 
Un terrible accidente sesga la vida del hijo de Celine, a lo que esta y su marido deberían sobreponerse, contando con la gran amistad que mantenían ya con Alice, su marido y su hijo que era íntimo amigo de su niño fallecido. Lógicamente, las vidas tanto de los padres del menor como de sus amigos se ven convulsionadas ante este hecho y cada uno reacciona como mejor sabe o puede. 
Es inevitable que en la mente de las dos protagonistas, madres del niño muerto y del amigo respectivamente, los pensamientos vayan tejiendo una peligrosísima red de araña. A partir de ahí se desarrollarán acciones que pondrán a prueba la unión de estas mujeres que antaño, en los años alegres, eran uña y carne y se respetaban, aconsejaban y apoyaban. 
Se trata de una película que, sin lugar a dudas, no deja indiferente cuando uno acude a verla.