Llevo ya con ustedes la friolera de 30 años saludándoles con el 'Buenos días' mañanero y me van a permitir, transcurridos estos años, que me ocupe de una entrevista qué me hicieron hace ya tiempo en la revista Antena de Radio y Televisión, en la que se podía leer en su índice numerado lo siguiente que, cuento personalmente con cierto rubor: «El escritor y periodista Antonio García-Cervigón ha publicado un libro titulado La Solana y la zarzuela. La rosa del azafrán, en el que prueba que la acción de la obra transcurre en la Villa de La Solana. En el transcurso de una entrevista, García-Cervigón cuenta los pormenores del Museo de la Zarzuela que se está construyendo en la bella localidad manchega». 
El autor de la citada entrevista, Carlos López-Menchero, escribe en su preámbulo lo que sigue: «La Villa de La Solana es conocida en el mundo artístico como la Villa de la Zarzuela. Ello es debido al culto que guardan sus vecinos a Federico Romero, celebrado autor de La rosa del azafrán, una de las más conocidas obras de nuestro género lírico, cuya acción transcurre en la localidad manchega. Merced a esta zarzuela, La Solana es conocida en buena parte del mundo». La mencionada entrevista se publicaba a doble página ilustrada con cinco fotografías a todo color: el monumento que tiene levantado Federico Romero y las espigadoras; Alfredo Kraus gozando la rosa del azafrán de oro; Federico Romero cuando fue pregonero de la Feria y fiestas santiaguinas, año 1971; y una hermosa perspectiva de la torre parroquia de Santa Catalina, 
A la primera pregunta del por qué ese libro de más de 400 páginas contiene una causa anecdótica que se cuenta. Hace algunos años, la compañía lírica de la Asociación Amigos de la Zarzuela representó en Ciudad Real nuestra zarzuela. Y en uno de los intermedios, un conocido médico de Ciudad Real puso en tela de juicio que esta obra guardara relación con La Solana. Cómo yo sabía que eso era un despropósito mayor, me propuse redactar un libro para que no hubiera dudas. Me propuse a mí mismo que no hubiera más ignorancia al respecto y empecé con denodado esfuerzo. Me apliqué en la tarea de recopilar cuántos datos hubiera para demostrar que la acción transcurre en La Solana, para tapar la boca al susodicho galeno que supo en vida la verdad que me negaba. Y a la pregunta, «¿Con qué apoyos cuenta La Solana para el Museo de la Zarzuela?», el primero que compartió la idea fue el director del Museo Nacional de teatro, Andrés Peláez que hizo suponer que de los fondos que posee el citado museo podrían rescatarse y exhibirse muchísimos objetos y lindezas. Los trazos para el museo no fueron los cabales y el museo pretendido quedó en museo de La rosa del azafrán que no fue poco. La entrevista que citamos fue en la XVIII edición de la Semana de la Zarzuela. Picábamos alto. Ahora es tiempo de recobrar antiguos sueños y que otros los hagan reales. Todavía no hay en España un Museo de la Zarzuela. Nos está aguardando. Y en esas estamos.