José Luis Loarce

Con Permiso

José Luis Loarce


Paco Badía, ‘the end'

16/01/2024


Que se nos ha ido para siempre Paco Badía, 83 años. Está ya al otro lado del cinemascope, cegado por el technicolor, proyeccionista enredado entre tiras de celuloide. Seguramente, «a veces la vida como el cine repone lo que quita», dice uno de los personajes de ficción de El limbo de los cines, último libro de Luis Mateo Díez, alucinógeno homenaje a los viejos cinematógrafos, donde los actores son espectadores que cambian de películas, entran y salen, mueren y renacen, en una confusión mágica que tiene las salas como único hábitat. En esos relatos del novelista leonés con aromas provincianos de otra época habita ya Paco Badía. Está al otro lado de tantas pantallas desaparecidas de mi ciudad, las del Proyecciones, el Cervantes, el Olimpia, el Castillo o los María Cristina, de los veraniegos Romasol, Savoy, Avenida, Alcázar, Calatrava… El cine como «vida de repuesto», que dice Garci.
Él gobernaba, solitario, desde las alturas de su sexto piso de la calle de la Rosa esquina a Toledo, un archivo de cine inmenso, colecciones de todo, interminables noches de películas, publicaciones sicalípticas. Refugio de sueños. Miro ahora la foto, blanco y negro, que le hizo Ruiz Toribio en el artículo que le encargué para la revista Mancha de la Diputación, cuando el ciclo-homenaje que en marzo del 84 organizó la institución provincial a Pedro Almodóvar —solo tres películas entonces—, con un multitudinario coloquio final en el cine Quijano, en el que también participó: estampa de intelectual, encorbatado y fumando en pipa, junto a una rubísima Cecilia Roth y un Almodóvar de gesto cómplice, estos con chupa de cuero. O le recuerdo, más de una década después, cuando organizamos un ciclo por los 100 Años del Cine. Siempre dispuesto Paco, generoso sabio del cine, maestro de cinéfilos, muy crítico a veces, indesmayable, despreocupado de sus dificultades físicas. (Como esos guiones que nunca son llevados a término, se nos quedó en el camino un interesante libro para la BAM sobre el cine rodado en la provincia).
Aprendimos cine con sus crónicas de radio en la Voz Sindical, luego RNE. Ese vozarrón característico que no necesitaba micrófono. En el Cine-Club Juman (Juventud Manchega) de la capital programó desde 1970 películas que nunca se habrían exhibido en cines comerciales, todo el cine prohibido anterior. Conservar sus hojas informativas, los folletos de las Jornadas de Orientación Cinematográfica, después llamadas de Formación, es recopilar lo mejor del cine. Osado como pocos, en pleno año 83, por ejemplo, programó un ciclo de cine ruso histórico en las XVI Jornadas, en el salón de actos del Colegio San José, entrada libre, con apoyo municipal. Tantas sesiones y películas, viernes del Castillo con llenazos, estrenos esperadísimos y… desfondamiento final en el Cine Club Municipal. Sus retransmisiones televisivas de Semana Santa. Y los toros, la otra esquina de su trilogía afectiva. Lo último, el ciclo de cine solidario con Solman, ONG que propuso merecidamente al Ayuntamiento el reconocimiento oficial que se le debía, nombrándole Ciudadano Ejemplar en 2017. Clásico ya entre clásicos.