A estas alturas ya les supongo informados. El próximo verano, si antes nadie lo remedia, el mundo asistirá en un museo holandés a la primera boda de un holograma ideado/fabricado con Inteligencia Artificial. La novia, la artista performance barcelonesa Alicia Framis, de 57 modernas primaveras. Él, bautizado, digitalmente supongo, como AILex es un recién nacido, pero eterno. Los invitados, el planeta al completo.
Ya viven juntos en Ámsterdam, pero no pueden pecar por el sexto mandamiento, es lo que tiene una inteligencia tan artificial. Él friega los platos y es corrientito de físico, más bien fondón, decía la crónica, juntos comen brócoli, naturalmente, y se toman un café. Ya se han cursado las invitaciones de rigor y el dilema es qué se le puede regalar a un holograma varón tan completo. No es esto el guion de una película, para filme fantástico ya hizo René Clair en los cincuenta la comedia Me casé con una bruja, que era nada menos que la bella Verónica Lake, aunque su rubia melena le tapaba siempre medio rostro; tampoco la continuación de Her, donde el siempre raro Joaquin Phoenix se enamoraba de una voz femenina del ordenador, antes de hacerlo de Josefina en la discutida Napoleón de Ridley Scott.
No se ha dicho la filiación ideológica del nuevo muñeco virtual de compañía. ¿Será del Ajax o del Barça, por el origen de su pareja? ¿Indepe o constitucionalista? ¿Políglota acaso? A que nadie ha pensado, por ejemplo, lo que la Generalitat se podría ahorrar fabricando hologramas unisex para sus numerosas embajadas de la señorita Pepis en todo el mundo, a razón de 92.259 euros de salario base, más que el presidente de Gobierno; y nos lo ahorraríamos además las regiones pobres, porque los pactos de Sánchez —a fin de seguir pisando 'tierra firme' para él, y movediza para España—, implican, además de la vergonzante amnistía por vía rápida, la condonación del 20 % de la deuda autonómica catalana y negociar la cesión del 100 % de los tributos.
Podría también haber hologramas, programados para pactos con guerrillas o situaciones poscoloniales, que actuaran de mediadores y verificadores con Junts y ERC, que es lo que se estila esta temporada de humillaciones varias, a modo de los replicantes de Blade Runner, antes que se desmadraran y tuviera que ir un esforzado Harrison Ford a cazarlos.
El mundo puede vivir un antes y un después del revolucionario invento de la artista Framis, de este flamante compañero sentimental, con quien aspira, declaraba, a satisfacer las «necesidades intelectuales» y tener una relación «lo más humana, cordial, tierna y amorosa posible». Nada menos. Un verdadero chollo, que se dice. A no tardar mucho las grandes tecnológicas del mundo se lanzarán a por la patente de AILex, ya lo verán.
Yo, cualquier siglo de estos, le digo a mi holograma de IA que me haga la columna semanal.