Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Donde dije digo...

30/09/2024

Poco dura la alegría en la casa del pobre. Eso ha sucedido con la bajada de los impuestos municipales. La alegría de ver reducido los impuestos en Ciudad Real con la llegada del PP al Ayuntamiento solo ha durado un año, el de la primera legislatura. Si distinguimos entre impuestos y tasas, en este segundo año de gobierno en coalición de PP y Vox, se suben ambos. Además, no es cualquier cosa la subida por mucho que quiera camuflarse con la bajada de una centésima de punto la contribución (IBI). 
En cuanto a tasas, la basura sube un 17 % y el agua un 10% sobre el año anterior, y, en el resto de impuestos, desaparece la reducción del 5% por domiciliación y fraccionamiento de pago, con un máximo de 70 euros por contribuyente, establecido por Paco Cañizares nada más llegar al gobierno municipal en noviembre del año 2023. Lo presentaba el concejal Arroyo como uno de los grandes hitos y promesas del PP. Por cierto, con un resultado en comunicación al contribuyente durante este ejercicio bastante deficiente, especialmente en las liquidaciones y pagos mensuales, por parte de los servicios de recaudación. 
Este deshacer, lo andado, suprimiendo la reducción del 5%, que era una bajada real de impuestos, solo se puede deber a dos cosas, o bien un error de cálculo en los ingresos por un mal presupuesto en el 2024 o una rectificación sobre lo prometido en campaña y donde dije digo, digo Diego.  Algo habitual en muchas campañas electorales prometiendo cosas que luego son difíciles de cumplir. Ejemplos tenemos, en años anteriores, y duramente criticados por el PP, como la supresión de la zona azul o la municipalización de los servicios prometidos por el PSOE y que se quedaron en agua de borrajas. 
Es muy posible que no tenga nada que ver el hecho de que el concejal de Hacienda sea, al mismo tiempo, concejal de Recursos Humanos y también portavoz del Gobierno, pero tres áreas de esas dimensiones y trabajo requieren de un gran esfuerzo.  No parece muy acertado que la Hacienda municipal, el aspecto más político e importante de toda la gestión municipal y que requiere de mayor atención, en especial para gestionar los activos y conseguir nuevos ingresos, sea compartida con las otras dos funciones y quede relegada la Hacienda a una tercera parte, como mucho, del tiempo de dedicación del concejal. Vigilaras con esmero al señor del lapicero… solo es necesario recordar. 
Hasta ahora solo se conocen las ordenanzas que marcaran los tributos de 2025, el presupuesto estará en fase de elaboración para llegar a tiempo, pero estas dan los primeros imputs de lo que será el presupuesto del año próximo.  Si las nuevas ordenanzas fiscales aportan agilidad en la gestión del ciudadano frente a la administración, bienvenidas sean, pero la promesa principal era la de bajar los impuestos, y, esto último no parece que sucederá. La bajada de una centésima del IBI sigue siendo simbólica. En un ranking publicado el jueves en un diario nacional sobre las capitales de provincia en España, Ciudad Real es la decimotercera por arriba en el pago de impuestos y tasas con una media de 756 euros anuales por contribuyente. Las más bajas, Pamplona, Bilbao y Vitoria, con menos de 200 euros año. Una diferencia considerable que posiblemente tenga algo que ver con el sistema de reparto en la Hacienda Foral. 
El presupuesto de 2024, presentado ya mediado el año y valido solo para los últimos seis meses, no ha sido significativo de la gestión del nuevo Ayuntamiento al tener que asumir parte de los proyectos y compromisos en curso heredados del equipo de Gobierno anterior, pero el del próximo año debe de nacer sin esas cargas y todo apunta, a la vista de las ordenanzas fiscales, que no habrá sorpresas. Será  un presupuesto continuista con subida de impuestos y tasas y con nuevos créditos bancarios para financiarse a medio plazo. Ya veremos, cuando se apruebe, si aparecen nuevos recursos económicos fruto de la gestión y colaboración con otras administraciones.
La única ventaja de tener en la misma concejalía, Hacienda y Recursos Humanos, es para poder gestionar adecuadamente el capítulo I del presupuesto donde se gasta el 45% de los ingresos obtenidos por todos los canales, y, curiosamente, el número de trabajadores municipales aumenta. También lo veremos en el presupuesto de 2025. El concejal Arroyo sabía muy bien a su llegada al Consistorio, porque ya había sido concejal en legislaturas anteriores, que el Ayuntamiento pierde Know-how con cada jubilación, algo a resolver, pero al mismo tiempo hay un excedente de plantilla en muchos departamentos. Sería bueno que en la memoria de este año del presupuesto para 2025 se adjunte un informe en detalle de los recursos humanos incluidas las sociedades y organismos municipales, ahora que hay un director general para el área y además depende del mismo concejal. 
La mayoría de los servicios municipales están contratados externamente y a pesar de ello la ratio de personal es de 9,6 funcionarios en plantilla, incluidos los cargos de confianza, por cada mil habitantes, sin incluir los trabajadores de los servicios externalizados. Con la suma de ambas plantillas, funcionarios y externos, la ratio se dispara a porcentajes casi inasumibles. 
La receta para no subir los impuestos es fácil: reducir gastos o buscar nuevos recursos procedentes de otras administraciones, fuera del bolsillo del ciudadano. El Ayuntamiento ya ha tenido la experiencia de un controller dedicado a guardar los remanentes de las partidas no gastadas para después sacar proyectos de la chistera.