El crecimiento que experimenta la ciudad no es suficiente para evitar la estrategia de cierre de las grandes cadenas multinacionales de la moda. No es suficiente ser una ciudad de 76.000 habitantes y un área de influencia de casi 200.000. Una vez más, con el cierre del comercio en Ciudad Real, en este caso con Massimo Dutti, pero anteriormente con Zara Home o con la otra tienda del grupo Inditex, Oysho, estamos asistiendo a un cambio de dependientes de tienda por repartidores de paquetes. Al cierre de los locales de venta presencial, por las plataformas digitales para venta online. De los espléndidos escaparates de luces y maniquíes que dan vida a las ciudades como marketing de venta, a los anuncios en redes sociales y que un algoritmo sabe perfectamente segmentar para llegar a cada grupo de clientes. Incluso tenemos que dejar de hablar ante determinados dispositivos para protegernos de recibir publicidad no deseada.
Da lo mismo que los comercios cerrados tengan rentabilidad económica y aporten beneficios empresariales, la decisión de cierre está orientada para ganar aún más dinero cerrándolas y trasladando la venta de un canal a otro. De la venta presencial a la venta online. Es una reconversión del modelo de negocio que reduce los costes directos de la distribución en las ciudades por otros costes distintos de tipo logístico y que, en muy poco tiempo serán pagados por los clientes y, por unos indirectos que ya está pagando el conjunto de la sociedad. Esta semana ha sido Massimo Dutti, pero llegarán más cierres del mismo grupo y de otros.
Estamos asistiendo a una transformación del comercio en la ciudad de forma acelerada donde el centro se quedó primero sin el comercio tradicional y ahora sin las tiendas de franquicias de las marcas más populares y, por el contrario, aparecen nuevas superficies de todo tipo de venta asiática en la periferia. Aunque también dudo de su sostenibilidad dado que hoy llegan a casa del consumidor mediante repartidor productos empaquetados cuya compra no excede de cinco euros. La transformación del comercio y de sus formas de distribución es imparable. La logística y las plataformas digitales de venta están ganado la partida. El cierre de una tienda no impide seguir comprando, al contrario, el planteamiento de las marcas es facilitar un consumo más cómodo que permite seguir creciendo al grupo empresarial. Ahora la oferta es mixta, presencial y online, pero en breve la venta online será mayoritaria.
No es solo en las franquicias de textil donde la venta online elimina puestos de trabajo, sucede en las agencias de viajes, en el transporte por ferrocarril o avión, en los hoteles, pero también en las ferreterías o en los bancos. Pensar en las tiendas de Ciudad Real de Massimo Dutti, Zara Home y Oysho del grupo Inditex que han cerrado en el último año es para plantearse seriamente cómo podemos abordar el futuro del comercio de la ciudad y cómo pueden afectar los cambios que se están produciendo al futuro más inmediato y, cómo nos estamos preparando como ciudad para abordar los próximos años. Y no valen las mociones de oportunidad.
La mayor parte de los consumidores considera que las compras online les ayudan a mantener su poder adquisitivo. Internet ofrece competencia y precios, una oferta amplia a golpe de click, cambios y devoluciones sin problemas, entrega en el mismo domicilio sin salir de casa y pago a crédito con las tarjetas virtuales. Mientras el consumidor esté convencido que la compra online les ahorra dinero será difícil competir con este canal de ventas y seguirá cerrando el comercio local. Sin negar la realidad de las motivaciones de los consumidores, lo que sí hay que negar es la falta de respuesta como ciudad ante estos cambios que se están produciendo, ante la transformación de la propia economía local y a la que asisten sus gestores con pasividad. La inacción política para revertir el modelo de comercio es tangible desde hace décadas.
La ciudad no cuenta con ninguno de los eslabones de una cadena de producción de ningún sector y tampoco estamos en ninguna cadena de distribución logística. ¿seremos una capital de provincia con miles de funcionarios, eso sí, hasta la llegada de la inteligencia artificial, que disfruten de su ocio y tiempo libre en bares y cafeterías y sin comercio?
Si el comercio local se ha transformado; si se están cambiando los canales de venta; si, además, la inteligencia artificial termina sustituyendo los puestos básicos de la actual administración ¿se está preparando la ciudad para ello? A la vista del último pleno municipal celebrado no lo parece.
Ciudad Real nunca ha sido una ciudad industrial y es difícil ahora reconvertirla para tal fin, siempre ha sido una ciudad de servicios. Intentó ser una ciudad logística a principios del 2000 y no lo consiguió, el provincianismo administrativo y judicial, sumado a los instintos económicos y políticos de poder acabaron con un proyecto de transporte integral e intermodal que podía aportar valor en esta nueva etapa.
La crisis económica del 2008, culpable también en buena medida del fracaso de algunos proyectos y que se llevó por delante las iniciativas privadas de la capital y provincia, no solo no dejo ningún aprendizaje a la ciudad, sino que Ciudad Real capital y la provincia se replegaron hacia su interior, hacia la caza, la vid y el olivo, fiando su suerte a los mismos políticos profesionales que siguen manteniéndose en el cargo desde hace 25 años y que aún nos quieren salvar. Y también a empresarios al frente de organizaciones que parecen funcionarios y a organizaciones que sirven a los intereses de las instituciones y de los políticos que las financia.
La ciudad necesita urgentemente abordar su futuro económico y trazar su estrategia como ciudad de servicios. Encontrar la actividad donde se puede hacer fuerte aportando valor para atraer nueva población y fijar la actual. Explórense campos como el universitario con nuevas especializaciones y/o económicos con nuevas implantaciones de empresas de servicios. Rescátese para la logística el moribundo aeropuerto de interés general en manos de un empresario inactivo y arruinado por las deudas con la administración estatal, cuídese mucho más el AVE y las relaciones directas con otras poblaciones, entre otras muchas.
Si la Universidad y el Transporte son las fortalezas de la capital y provincia, desde ellas hay que construir el futuro, con ambición y con convicción.