Corría el mes de septiembre de 1968 y el ofrecimiento a la patrona, la Virgen de Peñarroya estaba en puerta. La Corporación municipal tenía todo preparado para nombrar Hijo Adoptivo de La Solana al poeta y libretista de zarzuelas Federico Romero. También se le dedicaría una calle céntrica ubicada en el tramo de don Rodrigo a la calle Francisco Javier Bustillo.
La jornada de exaltación Mariana, acogida siempre con grandeza, se completó en paralelo con un acto académico celebrado en el teatro Cervantes. Fue mantenedor del acto el ilustre notario José Antonio García- Noblejas, extraordinario orador que resaltó la vida intelectual del homenajeado: «Estamos no solo ante un gran libretista de zarzuelas, sino ante una gloriosa pluma de nuestras letras españolas, un preclaro y excepcional personaje». Corroboró estos halagos el director de Radio Ciudad Real, entonces única emisora en la capital de la provincia, Francisco Fernández Tejada, que acudió a cubrir el acontecimiento. Cuando acabó la entrevista, y un tanto asombrado, me confesaba: «En los muchos años que llevo en la radio, nunca había entrevistado a una persona de tanto talento y de tanta excelencia». Uno que ya contaba con numerosas salidas de escritos en prensa tuvo la oportunidad de entrevistar a Federico Romero. Años atrás había vivido frente a la casa de mis abuelos maternos que habían comprado una propiedad a la tía Rogelia en la calle Borja, desde la que se divisaba el balcón que daba a la habitación del escritorio del autor. Seguidamente, pasó a contarme cómo concibió la obra en la que narra costumbres, vivencias y tradiciones solaneras. «Viví varios años en esta población y las cuestiones solaneras me dejaron marcado. Había que tener cierta perspectiva para apreciar todo lo que encerraban esas vivencias. Con esa distancia que daba la ausencia despertaron en mí el interés porque eran enormemente teatrales». El autor me confesaba y matizaba sus obras más preciadas: «Por agrado entrañable, La rosa del azafrán, pero estoy muy orgulloso también de Doña Francisquita» y me desveló el pueblo que le inspiró esa zarzuela manchega de la que todo el mundo habla, porque ahora están representando en Madrid. Y la respuesta no se hizo esperar por boca de su autor: "La Solana es madre y cuna de La rosa del azafrán".
El repertorio zarzuelístico regional traza su área geográfica de La Mancha alta a La Mancha baja en la que florecen partituras y argumentos del Género Lírico. Dos títulos configuran la base de una cultura manchega debido a dos personalidades relevantes: Jacinto Guerrero, nacido en Ajofrín, población cercana a Toledo, y Federico Romero, hijo adoptivo de La Solana. Creadores de textos y partituras con un aferrado sentimiento regional: El huésped del sevillano y La rosa del azafrán. Ambas zarzuelas contienen pasajes musicales deliciosos en Fiel espada triunfadora, canción utilizada de manera improvisada en alguna ocasión como himno nacional que guarda una gran semejanza con la romanza emotiva de El sembrador que también estuvo propuesta para himno castellano-manchego. Y en esas estamos.