Es bueno recordar los aniversarios de los compromisos adquiridos con la ciudad por parte de otras instituciones y administraciones. Son muchos y variados, y, en este caso es la universidad. La próxima semana, el día 14 de marzo, se cumplen 13 años de la colocación de la primera piedra de la Facultad de Medicina en Ciudad Real y aún no se han iniciado las obras.
Esta semana se ha adjudicado el contrato de servicios de redacción del proyecto básico y proyecto de ejecución del complejo «campus biosanitario de Ciudad Real» por el jurado del concurso que se convocó hace ya más de dos años a la UTE ganadora con el lema Ciudad de la Ciencia por un importe de 1.555.280,76 euros.
Un nuevo paso, esperemos que esta vez hacia adelante, de una infraestructura universitaria que ha pisado en falso y ha tenido que retroceder en los últimos años como consecuencia del mal hacer de quienes redactaron los últimos proyectos que sirvieron de base para la licitación de la obra y su adjudicación y que después hubo que anular por defectos técnicos, sino también de quienes tenían la responsabilidad de vigilar y ejercer los controles desde la propia universidad. Esperemos que este tercer intento, como decía días pasados la actual vicerrectora de Infraestructuras de la Universidad, sea el definitivo.
Es muy difícil que se inicien las obras antes de 2026 y que la obra esté terminada antes de 2031. El contrato a firmar con la empresa redactora contempla 38 semanas, mínimo, para presentar el proyecto definitivo y una vez presentado y aprobado desde la UCLM deberán de concursarse las obras, donde, por volumen económico, los plazos se alargan al tener que publicarse en Diario de la Comunidad Europa. Después vendrá la licitación y adjudicación a empresa constructora y finalmente solicitar licencia de construcción al Ayuntamiento. Dados todos esos pasos, administrativos y de organización, a continuación, viene la fase construcción donde como mínimo la obra tendrá una ejecución de 30 meses, todo ello sin retrasos, y finalmente el equipamiento.
Lo más probable, si todo sale bien, es que el campus y sus distintas facultades estén operativas para 2030/31 y eso son, nada más y nada menos, que 20 años después de la primera piedra. Como se dice por aquí, por nuestra tierra: Largo me lo fías… La vicerrectora de Infraestructuras, con toda su buena intención, dice que para 2028 estará operativa. Para que así sea, para llegar a esa fecha de 2028 y que no sufran más retrasos las nuevas facultades por negligencias técnicas y administrativas, tendrán que vigilar más de cerca y mejor todo el proceso que se viene por delante en los próximos años.
Es bueno recordar los aniversarios de los compromisos con la ciudad y a quienes los adquirieron
De entrada, y sin ser un experto, ya anticipo problemas económicos debido a los retrasos sufridos durante todos estos años. No es posible que la inversión prevista para esta infraestructura siga siendo de 35 millones de euros, lo mismo que en 2010, para unas obras que estarán en 2030. Los nuevos planes de inversiones tendrán que ir prorrogándose los años sucesivos e incrementándose hasta llegar a la cifra real. Pero, aún hay mucho más, el proyecto económico previsto es, solo, susceptible de financiación por Europa. La financiación no está asegurada. Si esta falla en los próximos años, por motivos de recesión en Europa, como ya muestran los síntomas de algunos países, es muy posible que los presupuestos de la universidad y su buena voluntad de endeudamiento para inversiones no tengan capacidad real para asumir, aunque sea de forma plurianual, los 35 millones previstos de inversión, salvo, que, los presupuestos de la comunidad autónoma diesen fondos expresamente para la construcción, lo cual, aún es más dudoso conociendo lo sucedido en los últimos años.
En la mejor de la hipótesis y siendo optimista, con mucha suerte, si Europa financia, 20 años después de la primera piedra tendremos el campus biosanitario anunciado a los cuatro vientos por los últimos cuatro rectores de la UCLM y distintos presidentes autonómicos. Lo sucedido, en los veinte años desde la colocación de la primera piedra hasta su realidad, en esta ciudad de las oportunidades perdidas, quedará solo en la memoria y en algún artículo suelto de un diario provincial sin mayores consecuencias. La máquina mediática y política seguirá poniendo la primera piedra cada año y hablando de la Universidad como uno de los mayores logros de esta ciudad, como si tuviéramos que resignarnos a lo que fuimos y no a lo que queremos ser.
En un hipotético caso, si se perdiese la financiación de los fondos europeos por el retraso cabría preguntarse: ¿quién sería responsable de que nos quedásemos sin las facultades o las tuviésemos que pagar los castellanos-manchegos con nuestros impuestos?
Es bueno recordar los aniversarios de los compromisos con la ciudad y a quienes los adquirieron.