Las decisiones en el transporte nunca son independientes y casi siempre producen un efecto dominó sobre el mercado, sobre otros modos de transporte y/o sobre los usuarios o clientes. Es lo que sucede con el autobús de Miguelturra a Ciudad Real y la reciente decisión anunciada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de incluir dos paradas urbanas en la ciudad, una en la carretera de Miguelturra al lado de la Cooperativa Farmacéutica y la otra en el Hospital General. Dos paradas en las calles de la capital, posiblemente muy demandadas por los usuarios, eso no se pone en duda, para que se detenga un medio de transporte interurbano destinado a conectar dos poblaciones en competencia con los transportes locales, autobuses y taxis.
No soluciona los problemas entre ambas poblaciones la creación de dos nuevas paradas urbanas en los autobuses de Miguelturra a la capital, la necesidad del transporte entre ambas poblaciones es mucho mayor que eso. Esta voluntariosa decisión de las dos paradas del autobús de Miguelturra en la capital, que ya veremos si prospera, es una nueva prueba palpable de la falta de comunicación entre los planes de ordenación del territorio de ambas localidades.
Se anuncia autorizar nuevas paradas en una línea de transporte que, ya de entrada, incumple la obligación de salir de la estación de autobuses y sale actualmente de la plaza de San Francisco. Cualquiera otra línea de viajeros que conecta la capital con los pueblos de la provincia tiene su llegada y salida desde la estación de autobuses.
Sin lugar a dudas la decisión afectará a las arcas municipales de Ciudad Real y a los sufridos taxistas locales. La autorización, de esas nuevas paradas, restará aún más posibilidades de transporte a los autobuses urbanos de la capital que perderán potenciales clientes y usuarios entre la plaza de San Francisco, parada actual, y otros puntos de la ciudad, y, por supuesto, a los taxistas que perderán igualmente carreras urbanas entre Ciudad Real y Miguelturrra y dentro de la propia capital.
Podría decirse que, las nuevas paradas anunciadas por la Junta de Comunidades son una invasión en las competencias de otros modos de transporte locales dependientes de los respectivos ayuntamientos que afectan al contribuyente local. Para que nos entendamos, cada usuario que utilice una de estas dos paradas le resta clientes a los taxis de ambas localidades y en especial a los autobuses urbanos. Y, consecuencia de ello, cada usuario que pierda el transporte local lo pagamos entre todos los contribuyentes. Los gastos no se reducen, pero habrá un usuario menos en los ingresos.
Curiosamente, este menor ingreso de los autobuses urbanos afecta a los contribuyentes, pero no a la empresa prestadora de los servicios porque es la misma. Dicho lo cual, resulta bastante sospechosos para que, alguien sin competencias claras y definidas decida incluir dos paradas en la capital sin la aprobación previa del Pleno Municipal o de un decreto de la alcaldía en un tema que afecta a los ingresos y gastos del presupuesto. Y, cómo no, a los ingresos de los autónomos del transporte de la capital: pos taxistas.
Pónganse paradas a todos los autobuses interurbanos que llegan de la provincia a la capital en la ronda y en el hospital y ya no será necesaria la estación de autobuses. La decisión de incluir dos nuevas paradas para los usuarios de Miguelturra en la capital, pensada en términos de favorecer a los usuarios del transporte, tiene unas consecuencias económicas de efecto dominó sobre los otros dos medios de transporte público local.
La voluntad política es buena pero la decisión es poco acertada en términos económicos y administrativos. Este voluntarismo choca con la capacidad de organización y gestión que tiene que tener la comunidad autónoma ante un problema de transporte creado entre dos poblaciones limítrofes, y que tienen, diariamente, una demanda real superior al resto de las líneas interurbanas como reconoce el propio director general, pero que necesita de un nuevo modelo de ordenación territorial. Y, una de las cosas dentro de esa ordenación es el transporte.
Desde hace años se hace necesario establecer una conurbación, un modelo que permita la integración de ambas poblaciones. Al usuario del transporte que viene de Miguelturra a trabajar a Ciudad Real diariamente en su vehículo privado no le solucionan nada estas paradas. Pero vaya, yo le diría al director general, como dice su presidente García-Page, que tomar decisiones que tienen que pagar otros es muy sencillo. Resolver problemas es otra cosa.