Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


Buscando la verdad

19/01/2024

Porque nadie la tiene, nadie la posee. Es un don que nos ayuda a vivir de una manera determinada. Sin imposiciones. Desde ella. En encuentro y diálogo permanente. Sin concesiones, pero sin queriéndonos y comprendiéndonos. Aceptándonos. Porque el perdón no es un esfuerzo que realizamos, sino lo que nace de las entrañas de un amor fecundo.

Hace 116 años, en 1908, en la capilla del convento franciscano de la reconciliación de la Iglesia episcopal, comenzó el Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Su origen, por lo tanto, no está en la Iglesia católica sino en la Iglesia anglicana, aunque ocho años después, el papa Benedicto XV lo extendió a toda la Iglesia universal. Esto sucedió en 1916. Son Iglesias cristianas, la familia de los hijos de Dios que está separada: católicos, ortodoxos, protestantes con todas sus ramificaciones… Una profunda herida que es, al mismo tiempo, una llamada profunda a la unidad.

Estamos en 2024, y en el seno de la misma Iglesia católica encontramos defensas encendidas en aras de la verdad que no están produciendo sino división. ¿Cómo puede ser que la verdad genere división y lleve a separarse a los hermanos? ¿No será más importante la unidad y que queramos caminar en ella?

La gran oración de Jesucristo en la última cena, en su despedida: «Para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado». Es el evangelio de san Juan. El mayor de los esfuerzos lo deberemos realizar en la búsqueda de la verdad. Es la verdadera y única clave de la evangelización: «para que el mundo crea». Todo lo demás será fatiga inútil.

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