El 11 de abril de 1991, cuando enfilaba sus 57 años, Concha Velasco visitaba La Solana, donde recibía un homenaje de cariño y respeto a toda una carrera artística de altísimo nivel. En el teatro Cervantes fue proclamada Ama Mayor en la octava Semana Regional de Zarzuela, acompañada del cantante castellano-manchego José Luis Perales como 'Juan Pedro Mayor', en una jornada memorable, cuya inauguración corrió a cargo de otro hijo ilustre de esta tierra, el director musical y compositor, el criptanense Luis Cobos, encargado del pregón. Llegó acompañado de Concha y apenas se separaron a lo largo de la jornada, sirviéndole de guía para que descubriera el ambiente zarzuelero que se respiraba por aquellos días en La Solana. Con ese entusiasmo cultural por la zarzuela, una representación colegial con vestimenta de las obras que iban a representar en las jornadas escolares, acudieron a cumplimentarla en dependencias del hotel en el que estaba alojada. La actriz se interesó por cómo, dónde y cuándo ensayaban los fragmentos que interpretarían en el programa. Y posaron con la artista cuantas veces era requerida para las fotos históricas que hicieron los escolares con sus familias. En esas horas tuvo tiempo para recordar que, desde muy pequeña, repetía insistentemente «mamá, yo quiero ser artista», deseo que iba creciendo en su interior. Hasta que un día, la joven nacida en Valladolid se plantó en Madrid a desarrollar con espectacularidad una de las carreras artísticas más prolíficas de todos los tiempos.
Lo más apasionante de Concha Velasco es que tocó todos los estratos en su mundo artístico y siempre salió triunfante, porque nada hubo que se resistiera, salvo escasos imponderables. En la música llegó a convertir en superventas en los años sesenta del pasado siglo, la canción Chica ye-ye. Con la película Las chicas de la Cruz Roja, estrenada en Barcelona el 2 de diciembre de 1958, arrancó la exitosa carrera de protagonista en el cine, jalonada con 100 títulos. Las variadas obras de teatro las culminó con la serie televisiva Santa Teresa de Jesús, que la encumbró como artista dramática. Suma y sigue, el musical Carmen, Carmen, escrito para ella por Antonio Gala y otro musical destacando tiempos juveniles, Mamá, quiero ser artista, se representaron con triunfos. Y no digamos nada de programas de televisión de los que ha sido protagonista y de los caminos que ha recorrido por toda España con sus magistrales puestas en escena. Los premios que ha recibido, los aplausos y admiración que hasta última hora ha suscitado porque ha sido por su laboriosidad constante y su entrega al público le han generado una estela camino del mito que ya es. Casi encima de los escombros procedentes del cine moderno que fue derribado, la respuesta, a solas, fue para no olvidar. «Los pueblos que no saben conservar sus espacios para la cultura, encaminan a su ignorancia». No ha sido el caso. Ahora, ya doña Concha, tras las formas de bien morir que han anunciado sus hijos, descansa serenamente en el panteón de los hijos ilustre que acoge su tierra. Ella era una gloria nacional: descanse en paz.