Ramón Horcajada

Eudaimonía

Ramón Horcajada


Carta a mis hijos (I)

07/09/2024

Queridos hijos:

Llevo tiempo queriendo organizar en mi cabeza tantas y tantas cosas que quiero deciros que no encuentro mejor manera que hacerlo así, por escrito, porque no veo otro modo mejor de llegar a vosotros que en esta inocente ilusión que es creer que un día repasaréis todo lo que un día os escribí y, sobre todo, con la ingenuidad de que seáis capaces de romper ese orden monolítico y cerrado en el que las nuevas tecnologías han convertido vuestras vidas.Llevo unas semanas con vosotros de vacaciones y no puedo sino expresar la profunda tristeza que me genera veros como os veo a diario. 

Es curioso ver cómo vuestras vidas se han ido cerrando a través de los medios digitales y de las redes sociales. Parece que vuestros teléfonos, redes, etc., serían la continuación de vuestras vidas, pero teniéndoos tan cerca como os tengo, habéis cometido el gran error de hacer lo contrario, habéis hecho de vuestras vidas la continuación imaginaria de lo que vivís en vuestros cuartos encerrados mirando esas diminutas pantallas. Es esa realidad virtual la que prolongáis luego en la calle, de ahí que viváis como estáis viviendo, en la más absoluta irrealidad.

No soy de los que van diciendo que cualquier tiempo pasado fuese mejor, también cometimos nuestros errores. Es más, en vuestra situación habríamos actuado de la misma manera. Más aún, es que los adultos estamos actuando de la misma manera que vosotros, de ahí la vida que todos llevamos. 

El mundo de las redes sociales es un mundo de mentira. A través de él buscamos un protagonismo que no es real. Nos sentimos como creemos que nos perciben en las redes y ese mundo es pura ficción. Ese mundo nos ha convertido a la gran mayoría en adolescentes a la búsqueda del ya famoso, y común entre nosotros, "like", así como del máximo número de seguidores posible, victoria que amortigua el desaliento vital.

Pero sed conscientes de que lo que se busca constantemente a través de ese mundo al que accedéis desde vuestra habitación es un mundo en el que la gente ya no sabe qué hacer para sentirse especial. Lo sé, hay gente buena que lo usa para bien, pero en general son espacios poblados de histéricos y neuróticos buscando constantemente el sentirse especiales, únicos, sin darse cuenta que son uno más del rebaño, del rebaño de inconscientes usados por las grandes empresas para facturar lo que facturan gracias a su continua presencia en las redes. Ahora el producto sois vosotros, no seáis ignorantes. Se os engancha porque sois vosotros el producto del que depende la facturación. 

En las redes se vive de la imagen. Por desgracia vivimos en el mundo de la imagen. Pero debéis estar avisados sobre esto. Ser persona no es vivir en la superficie de la imagen. No hagáis de vuestras vidas una pasarela donde luciros para sentiros especiales y diferentes. Sois especiales y diferentes en la medida en que seáis vosotros mismos, en la medida en que seáis capaces de tener auténticos encuentros cara a cara con aquellos con los que os crucéis en vuestras vidas. No viváis de la mentira. No engañéis a los demás fingiendo quien no sois y, sobre todo, no os engañéis a vosotros mismos.  Que vuestra belleza no sea nunca artificial. Que si sois bellos sea porque cuando alguien se encuentre con vosotros se encuentren con personas de verdad, que cuando rasquen en vuestro interior se encuentren con personas de verdad. No os preocupéis, os intentaré describir a lo largo de estos meses lo que yo entiendo por persona de verdad. 

 

En el mundo de la apariencia todo es mentira. ¡No pertenezcáis a esa mentira, os lo ruego! Esa mentira, esa imagen, es apreciable por unos instantes, pero no se puede hacer nada importante con ella. Bonita fachada, aparentemente bello, pero todo se ensombrece con la artificialidad. Como dije hace mucho tiempo en otro artículo, "sombras vacías". No viváis sin la respuesta a la pregunta que tras tanta imagen nadie sabe responder: ¿quién soy? Vivís en un carnaval de vanidades donde todo es aparente felicidad, pero es todo ficción. Existencia estéril, sin horizonte, dispersión en lo exterior, consumismo instantáneo. Vuestro mundo ha dejado de vivir su vida para sólo representarla. De vosotros depende ahora vuestra manera de estar en este mundo y, sobre todo, vuestra manera de ser, que es de lo que se trata, de ser.