Cuando algunos pueblos y ciudades del mundo, lejanos o no tanto, están destrozados por efecto de guerras y de armas cada vez más eficientes para destruir territorios y matar habitantes, gracias a gobernantes que se quieren salir con la suya a toda costa, llega el momento de que gentes de otros lugares, como si no les apenaran estos datos, o no fueran tan sensibles a desgracias, lanzan un espumillón gigante de alegría y diversión cercano al consumismo que también da alegría, ingresos y trabajo.
Igualmente hay ciudades que no han limpiado aún el barro de las inundaciones del Este del país, y es imposible superar tanta desgracia. Por contraste, hay ciudades, incluida la mía, que encienden sus luces de Navidad en el centro para animar a esa Navidad anticipada y novembrina que no siempre se presenta alegre ni hay quórum para que todos nos reconciliemos con el género humano. La vida sigue y las navidades se suceden de una forma u otra.
Sin embargo, hay otras ciudades que no esperan a la Navidad para engalanarse y presumir de ciudad adornada. Ahí tenemos a la capital madrileña con sus preciosas vacas esparcidas por las plazas y calles del centro y de la zona norte de Madrid. Hasta treinta y cuatro vacas diseñadas de diferente forma se han desplegado por la capital de España, por lo que vacas, luces y meninas van a compartir su espacio para hacer más amena la ciudad, en el caso de las vacas, desde septiembre a mediados de diciembre.
La exposición de arte del conjunto de vacas en Madrid, es una auténtica invasión artística, se la ha denominado como pradera urbana, y nos acordamos de los niños que no siempre tienen a su disposición el conocimiento de estos animales tan alejados de la jungla urbana. Como propuesta viva de artistas veteranos y estudiantes de arte, tiene como objetivos la sostenibilidad, dar respuesta a las ciudades vaciadas, la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. A la vez son divertidas esculturas de vacas pintadas y decoradas en lo que es un auténtico museo al aire libre a cargo de Madrid Cow Gallery.
Por su parte, las conocidas meninas velazqueñas han llegado este año a exponerse en las calles desde el quince de noviembre hasta el quince de diciembre. Si los pajes navideños son acompañantes de los Reyes Magos, las meninas son pajes femeninos o damas de honor que acompañan a las infantas del famoso cuadro de El Prado.
Luego están las luces, de mil colores y formas repartidas por las calles madrileñas, imágenes atractivas para los niños que son capaces de disfrutar de vacas, meninas y luces al mismo tiempo. La ciudad engalanada no debería serlo solo en el último mes del año. Las esculturas tienen magia para hacer ameno nuestro tránsito por el asfalto. Alguna magia nos queda cuando las navidades no pueden celebrarse por ausencias familiares y por los recuerdos que ellos aportaron a la Navidad.