Como recordaran ustedes, Historias de la televisión, es la película que en 1965 realizara José Luís Saénz de Heredia –con guion de Pedo Masó, Vicente Coello y  de él  mismo–, tras la secuela del éxito obtenido diez años antes, en 1955, con la equivalente Historias de la radio. Y todo ello, y los años respectivos reflejan la importancia del medio analizado en cada momento histórico y sus vicisitudes consuetudinarias. Hoy no podrían realizarse películas parecidas, de elogio a un medio de comunicación de masas, salvo en el caso de que se esté redactando un editorial oficialista o planteando una crónica de compromiso. 
No pude dejar de pensar en estas circunstancias sobrevenidas, cuando el pasado día 21 leía el editorial de El País, denominado –y no por casualidad– Broncano como síntoma. Rara vez, en la historia del periódico independiente de la mañana, se ha particularizado tanto y tan indebidamente, como para llevar un nombre propio, coyuntural y de relieve limitado, a las líneas maestras de un editorial. Que es la apuesta del periodismo por la escritura de mármol de las grandes ocasiones y de las grandes solemnidades. El dechado de adjetivos vertidos por el editorialista de turno, acerca el asunto menor de la defensa de un programa discutido y discutible, al panegírico y a la hipérbole. Éxito de audiencia, soplo de renovación, excelentes resultados, atracción de espectadores, recuperación de público joven o innovación destacada, son algunos de los constructos argumentales vertidos, para justificar la ocupación indebida de un espacio Editorial, por un asunto tan trivial como la aparición de un programa-consigna en la parrilla de programación.
Una de las justificaciones señaladas en el argumentario editorial, de que hay un lugar lejos de la polarización malhumorada que nos recorre, encubre el fondo de la cuestión real. Que es la realpolitik de la polarización que se viene practicando desde los altos de la Moncloa y desde los bajos de Prado del Rey. Como reconocía días pasados la responsable provisional de RTVE, Concepción Cascajosa Virino, al hablar de los plenos del consejo de administración de RTVE, de Puerto Hurraco I y II (del 26 y 27 de marzo de 2024), que se saldaron con la dimisión de tres consejeros tras la aprobación del contrato con David Broncano y su discutido programa La revuelta. Aunque el 12 de septiembre admitía Concepción Cascajosa, que «el problema de RTVE no es institucional sino estructural». Y eso, sí que habría merecido un editorial. La estructuralidad de lo banal.