Puede que hasta ahora el nombre del joven Óscar Lasarte fuera desconocido, pero está claro que hablamos de un niño prodigio de los escenarios. A los siete años hacía ya teatro, a los ocho magia, y monólogos de comedia desde los 12. El interpretar al famoso humorista Miguel Gila en la comedia dramática ¿Es el enemigo? La película de Gila puede que sea el espaldarazo definitivo para convertirse en un intérprete reconocido a sus 28 años.
Supongo que para interpretar a un profesional tan conocido como Gila no solo vio muchas intervenciones suyas en televisión sino que se documentó bien. ¿Qué fue lo que más le impresionó de su persona?
Creo que al final lo que más me impresionó como persona es como se tomaba las tragedias de la vida porque, aunque en la película solo sacamos su etapa en la Guerra Civil, a él le pasaron un sinfín de desgracias, lo cuenta en sus memorias, y siempre conseguía estar entero.
Interpretar a una persona real siempre es complicado para ser respetuosa con su figura. ¿Qué es lo que más le costó: imitar su voz, su comicidad, su forma de pensar?
Cuando entiendes al personaje, tras haberlo estudiado, al final coges como piensa, como se mueve, como reacciona, y eres capaz de jugar y llenar ese espacio en blanco. Intenté comprenderlo bien.
En el caso de la voz, es brutal. Parece la auténtica de Gila que usted ha construido para ese personaje.
Tengo que confesar que imitaba a Gila desde pequeñito. De hecho, con 14 años su monólogo de ¿Es el enemigo? lo metí en mi show de magia. Le tenía la voz cogida y ahora ha sido retrabajarla y darle más matices.
La película retrata a un hombre de afectos, por su abuela que le crió, con su amigo Pedro,... etc.
Al final, es lo que a él le hace tomarse con humor todas las tragedias que le pasan y tiene unas relaciones muy fuertes y muy honestas con sus abuelos y sus amigos. El hecho de querer sobrevivir a la guerra, y volver a verlos, no tiene otra excusa que intentar devolverles la alegría haciéndoles reír.
En la cinta, el teniente Villegas le dice, en un momento dado, a Gila: «En este país nos han enseñado a odiar pero no a perdonar». Yo creo que es la frase trascendental de la película. ¿No se si opina que esto sigue igual desde la Guerra Civil?
Creo que es una frase para enmarcar, es totalmente vigente ahora mismo, no hay más que entrar en cualquier red social o foro político y todos se quieren matar, tirar de los pelos. Lo que consiguió Gila en su momento con su humor fue unir a las dos Españas, y resultan absurdas algunas rencillas políticas y hay que reírse de todo esto. Ahora, nos haría falta otro Miguel Gila para hacernos ver que estamos encerrados en nuestros teléfonos. Hay una gran polarización, pero también una falta de civismo, de empatía, no nos metemos nunca en los zapatos de otro, debido al individualismo social.