Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Recuperar el espíritu Fisac

02/09/2024

Se acaba agosto y se acaba el verano. Siempre he tenido esa sensación. Diez días después de la traca de fin de fiesta del día 22, mejor que la de años anteriores, y ya en los inicios de septiembre comienza un nuevo curso político municipal, el segundo. Cómo pasa el tiempo. Si lo medimos en términos de organización de fiestas patronales, esta corporación ya ha llegado a su ecuador. Son sus segundas ferias y mucho ha de cambiar en las dos siguientes ediciones para quitarse el sambenito de más de lo mismo. Ni los toros han añadido el valor esperado a la semana grande de Ciudad Real –Eva María Masías ha estado pletórica capitalizando la reforma del coso– y los conciertos, donde se fijan los más jóvenes, están quedando desfasados en su formato y modelo de organización. No se niega el esfuerzo realizado, pero Pandorga y Feria necesitan de un debate conjunto al tratarse de dos celebraciones que no distan más de 15 días la una de la otra. Ahí lo dejo para una reflexión conjunta de organizadores y organizados.
Se inicia septiembre después de la resaca de la Feria de día, con la vuelta de las minivacaciones de muchos concejales y la incorporación de la mayoría de los funcionarios. Comienza con la recuperación del espíritu Fisac en la vieja Casa de Cultura del Prado, con una variación importante: ahora, la remodelación y recuperación del edificio se ha convertido en el proyecto estrella de esta Corporación, según el portavoz municipal, Guillermo Arroyo, y que anuncia su licitación por importe de 2.100.000 euros. Lejos quedan los 300.000 euros que dio la Junta para su puesta en funcionamiento. Este edificio es otro de esos regalos envenenados, como la plaza de toros, los caminos del Vicario, el edificio de Sanidad, etc., donde el arreglo y la recuperación supone un desembolso importante para el municipio y un desahogo para su propietario.  
No se puede negar, durante estos últimos  años, la crítica del PP al PSOE por el tiempo perdido en la recuperación del edificio desde que en 2014 fue cedido por la Junta de Comunidades al municipio. Pero, de la misma forma, tampoco se puede negar la cerrazón de la actual Corporación en mantener en pie un edificio horrible, que no aporta valor estético a los jardines del Prado y el entorno de la Catedral.  Con los 2.100.000 euros que se destinarán por parte del Ayuntamiento a la recuperación bien podría construirse un edificio de nueva planta y que contase con un guiño a la arquitectura de Fisac, una placa, por ejemplo, o denominar el edificio con su nombre para el recuerdo, pero mantener en pie un adefesio arquitectónico en pleno corazón de la ciudad y en un entorno que debe de estar protegido para resaltar la única joya arquitectónica que realmente tiene la ciudad, la S.I.B. de Santa María del Prado, es un fracaso de la ciudad, en general, por  no oponerse a ello. 
Desde el área de Urbanismo municipal se ha de dar respuesta a una doble función: la de embellecer la ciudad mediante la oportuna microarquitectura que, a modo de cirugía estética, corrija tantos desintereses y la de definir el modelo de ciudad del futuro. 
Dentro de la parte primera, de embellecimiento, está, entre otros asuntos, la restauración del edificio de Miguel Fisac, feo donde los haya, y caro en su restauración, asumido como herencia de la corporación anterior, pero también el mirador de la Virgen construido frente al Camarín, obra ya de nuevo cuño. Con ambas decisiones, a cada cual peor en su definición, se está condicionado un entorno protegido por el plan de 1997 como es el de la Catedral y los jardines del Prado e hipotecando su futuro estético para próximas generaciones, como sucedió con la plaza Mayor años atrás.  De la misma forma que se ha realizado un rénder en 3D para mostrar la peatonalización de las nuevas calles, podría hacerse para las distintas alternativas de la calle del Prado desde la casa de cultura hasta la calle del Camarín.
Mantener el espíritu de Fisac sobre un edificio donde, aún retornando a su configuración inicial diseñada por el arquitecto en 1957, solo puede representar para esta ciudad un recuerdo del triste pasado donde hubo muchas destrucciones de la arquitectura existente en la época de la especulación para cambiarla por una construcción pseudomoderna, sin estética, ni estilo, que el mismo arquitecto hubo de modificar años después para adaptarlo a la realidad del uso que estaba teniendo. Ni fachada, ni cubierta, ni accesos, ni nada del edificio tiene valor para la ciudad y aún menos para el entorno del Prado y la Catedral, salvo que el proyecto lo hizo un novel arquitecto de la provincia que con el paso de los años obtuvo prestigio. El edificio, de corte industrial, con una cubierta metálica, se asemeja al de algunas pequeñas industrias farmacéuticas.
Pongan al edificio, si lo desean, el nombre de Miguel Fisac, dediquen una sala de su interior a mostrar su obra arquitectónica posterior, pero por favor, no dejen en pie un edificio que solo representa la destrucción que se realizó, en la época, del patrimonio arquitectónico de la ciudad. El edificio no ha mejorado con los años, como les sucede a nuestros vinos. Al contrario, representa un triste pasado urbanístico para esta ciudad.