Un resumen de lo sucedido a nivel global en 2024 y que vaticina un futuro de las redes sociales que da miedo abordar es el post que puso Elon Musk en su propia red, el hombre más ricos del mundo, después de resultar vencedor Donald Trump de las elecciones en EE. UU. refiriéndose a los medios de comunicación, decía: Ahora los medios sois vosotros.
Cientos de millones de visualizaciones y respuestas de adhesión, en todo el mundo, al mensaje lanzado por el dueño de X a modo de advertencia a los medios de comunicación auguran un cambio en el modelo de sociedad. La llegada al poder político de los poderosos empresarios que controlan las nuevas tecnologías y sus aplicaciones, pasando a formar parte de los gobiernos, va a poner en riesgo muchos valores y derechos conquistados lentamente durante siglos. La codicia económica de estos poderosos magnates de las nuevas tecnologías, que siempre han querido ocultar desde la filantropía y el emprendimiento, no tiene límite, pero ahora se ha transformado en ambición política pasando a formar parte directa y ejecutiva de los gobiernos más poderosos. El resultado de ambas deparará, si no se ponen los límites, un nuevo modelo de sociedad.
Recuerdo, con nitidez, como hace 40 años a los padres nos preocupaba el acceso a las drogas por parte de nuestros hijos adolescentes y hoy cuando hablo con ellos, ya padres, lo que les preocupa de los suyos es el acceso a internet y sus derivadas, incluso antes de que lleguen a la adolescencia. A ellos mismos, como adultos, les da igualmente miedo la falta de límites al uso de las nuevas tecnologías y la llegada de la inteligencia artificial.
Quienes descubrimos internet de forma autodidacta en los años 80/90 encontramos en él una fuente inagotable de recursos para nosotros mismos y para el trabajo. Para quienes veníamos del télex y del fax como elementos innovadores y precursores de la mensajería de texto, internet y las nuevas tecnologías, nos parecieron una fantástica manera de acceder al conocimiento que nos ayudaría a cambiar las relaciones económicas y laborales transformando y mejorando nuestro Estado de Bienestar.
Pues bien, solo 40 años después el planteamiento global, por lo menos en Europa, es la prohibición del acceso a internet y del móvil a los menores de 16 años, a aquellos que pensábamos que estaban llamados a ser digitales, por resultar lesivo su uso para la salud física y mental. Y, para el resto de adultos, una generalizada opinión de que las nuevas tecnologías y las redes sociales que nos interconectan globalmente ponen en riesgo nuestros valores.
No hay duda que, el algoritmo que todo lo dirige y que es capaz de secuenciar nuestros deseos e intenta definir nuestra voluntad llega incluso a lo más cercano que tenemos. Se mete en nuestras casas, afecta a nuestros hijos e incluso a nuestras relaciones de amistad, sin ser capaces de apreciar el permanente dirigismo, no solo comercial sino también político, y la lenta idiotización que nos produce. A pesar de ello, todavía existen riesgos por llegar, aún mayores, que afectarán a nuestro modelo de sociedad más cercano y además cambiarán las normas de derecho que nos hemos dado a nivel internacional para garantizar la convivencia.
¿Qué ha pasado para tener miedo ante una fantástica fuente de conocimiento y herramienta de comunicación? ¿Y, qué ha pasado para que quienes usamos internet y las redes sociales nos sintamos idiotizados? Ha pasado que, las normas de uso de las redes, donde el ciudadano se siente libre, convierten al propietario de la misma en el único legislador de las secuencias que debe de tener el algoritmo que las dirige y eso le reviste de un poder desconocido.
Ha pasado que, a quienes han diseñado las herramientas para moverse por internet no les ha bastado con enriquecerse y quieren también controlar la geopolítica para defender sus millonarias cuentas. Y, ha pasado, fundamentalmente, que los gobiernos solo pueden regular aquello que está dentro de su ámbito territorial, pero internet escapa a sus límites.
Ha pasado que, como sucede en la bolsa con los especuladores que juegan a la baja, muchos actores de internet han cambiado la información veraz y contrastada por la desinformación. La falta de unas elementales normas de circulación por esa autopista virtual permite moverse libremente y, como en la bolsa jugando a la baja, en la desinformación también está el negocio.
Incluso fuera del Estado, las Organizaciones Internacionales creadas en el siglo pasado después de las grandes guerras basadas en la convención de los acuerdos entre Estados y, entre Estados y Organizaciones Internacionales, para garantizar la convivencia y asegurar los derechos básicos de los pueblos están perdiendo su valor porque las propias redes sociales se erigen en representantes de miles de millones de personas opinando en la dirección marcada. Hoy día resulta más peligroso el dirigismo político desde una red social que la vulneración por parte de algunos Estados de derechos consagrados en la carta de 1.945 y no es nada fácil combatirlo.
La participación en el poder político por quienes controlan las redes sociales y su reconocimiento implícito por parte de Estados y las Organizaciones Internacionales están cambiando las reglas y principios proclamados en el Derecho Internacional.
Feliz año 2025 para todos. Y, en lo local, mencionar que los presupuestos fueron presentados a la prensa antes de finalizar el año, solo postureo, porque previsiblemente no entrarán en vigor hasta mediados de febrero o primeros de marzo. Esperemos su aprobación cuanto antes para conocer en detalle su contenido. En ellos está el modelo de gestión municipal del próximo año.