Sobre belenes hay mucho dicho y escrito, el frío ayuda a buscarlos con diligencia y originalidad múltiple. Llevamos siglos cumpliendo con la tradición de montar un belén diferente. Y sin embargo, por muy diferente que sea siempre tiene una pizca de creatividad que le hace ser diferente. Esta Navidad me he dado un paseo por varios lugares, para disfrutar de las distintas maquetas, hechas con todo el esmero de los especialistas en construir belenes o belenistas.
Los hay con figuras de tamaño gigante como en Alicante, acostumbrados ellos a esas las ciclópeas de fallas y colorines varios. Impresionan.
Los hay triples, aun siendo municipales, en Ciudad Real, en el Antiguo Casino. Un delicado y precioso Belén franciscano, con un niño Jesús en terracota, que dicen tomó vida propia, tras la Misa del Gallo, incluso lloró un poco, como cualquier recién nacido que se adapta a su nuevo espacio, mágicamente. Todo ello surge cuando en la aldea de Greccio llega san Francisco de Asís y monta el primer belén de la historia de los belenes, hace 800 años. Y debido a ese hecho de 1223, la Unesco lo quiere nombrar como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Impresionante también.
Pero en la sala de Exposiciones municipal más próxima a la plaza se encuentra el Belén Municipal Napolitano, de nuevo la increíble Asociación de Belenistas, perteneciente a la Federación Española de Belenistas, se encarga de su montaje y los expone hasta el 7 de enero. Hay menos escenas que en el anterior, pero impresiona igualmente el belén italiano.
Y para terminar de lo municipal, un belén en el que tengo un tiempo de mi vida escrita a modo de cuento infantil. El Belén Municipal del Tronco de la Suerte alojado en el Museo de López-Villaseñor, un tronco conservado con aceites y barnices con una historia muy particular que me da de lleno en el cuento Un árbol de Navidad poco corriente.
Estos son los oficiales, si te das una vuelta por Madrid o por cualquier otra ciudad española, te encontrarás, belenes espectaculares, de barrio, de parroquia, incluso te sorprende el enorme trabajo de la Asociación de Belenistas de Almagro, en la Iglesia de las Bernardas. También la alegría de los guías animando para ver las múltiples norias y el burro andante, el trillo, las casitas iluminadas, pastores con rebaños de ovejas y cabras, pero también fríos olivos, vides recién podadas, riachuelos, artesanos, grandes túneles… Una delicia si consigues que te acompañe un niño en el largo recorrido de maquetas belenistas.
Pero no hay que olvidar los belenes más educativos, que surgen en el atrio de institutos. En el que trabajo hay un equipo maravilloso, liderado por Patricia Almendros y Carmen Santos, que hace las delicias cada año con numerosas puestas en escenas, sea el año del Belén comestible de galleta, sea el Belén de ganchillo de este año, a menudo ganadores con premios en metálico porque suben la moral como apoyo psicológico para tantas horas de trabajo. ¡Enhorabuena!