Al fin los ocasionales socios de Pedro Sánchez, y del PSOE todo, salvo un par de excepciones en las que va en cabeza, al menos con bastante, con mucha diría yo que me gusta creer en la gente y en lo expresado por ella, seriedad y riesgo, le han plantado cara y lo han dejado tirado en la puerta del mueblé instalado para uso bipartito o poco más. Me refiero, como seguro ya saben todos, al desmesurado y tremendo meco -lenguaje de argot barriobajero y portuario hoy en casi total desuso, equivalente a bofetón o puñetazo, al dejarlo tirado, votando nones, en la sesión en la que la ley de amnistía debería haber sido aprobada por toda la Cámara, salvo Vox y PP. Pero Junts, o juntos o revueltos o como cada cualquiera llamar a ese amasijo de gentes de un catalanismo radical y conservador en extremo, como buenos traidores a la vieja y honorable España, a una Cataluña seria y realmente democrática, y a todo lo que pudiera significar, hoy, renegar del bandolerismo empresarial de finales del XIX y primer tercio del XX -los tiempos del terrorismo urbano, a sueldo de la oligarquía, del Noi del Sucre y Cía,-, digo que Junts ha estrujado a tope a los socialistas, y otras izquierdas españolas, ya que, como saben, a Pedro le da igual maridar con Puigdemont, Otegui o Mohamed VI, siempre que él conserve el sillón y la vara de mando, que es de lo que se trata. Pues bien, los socios le dejaron tirado, ahora se está buscando solución para continuar una vida nacional lo más aceptable posible pues hay que seguir adelante, no se nos vaya a ir la cosa de las manos, ahora que parece que un par de parámetros claves se han movido un par de décimas, algo es algo, en la dirección que nos interesa a todos. Con la soberbia sanchista, si no ha reventado ahora, ya no lo hará jamás. Al tiempo.
Pero bromas aparte, ¡me satisface el meco a Sánchez y a sus manejos!, los intereses políticos de los politicastros españoles, y agregados, unos más, otros menos, unos hoy, otros ayer y otros mañana, están deshaciendo España. Los asuntos de Justicia, tribunales, economía, inmigración, etc., que inundan los despachos de todos ellos, salvo excepción, anuncian un futuro, el menos cercano, muy cercano, de malestar y fracaso. Unas décimas de PIB arriba o abajo no tienen la importancia, estimo, de un enfrentamiento entre tropa partidista y, v., g., la Judicatura.