Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Ni de derechas ni de izquierdas

21/11/2024

La brutal crisis desatada por los que durante años, ya estuviesen instalados en las izquierdas o en las derechas políticas de este país, retuvieron ¡ignorantes sectarios!, los proyectos para poner a salvo de danas y de danos a Valencia y su comarca y, con fecha posterior -la actual- el diseñado y necesario Plan Hidrológico Nacional, ya lo hubiese inspirado el conde de Guadalhorce o José María Aznar, que quiero ir, como siempre he ido y funcionado, sin ramal y sin bozal. Porque sucede, ¡los muertos os contemplan!, que el monstruoso conglomerado de dolor, de muerte y ruina, casi no se debe a la tropa canallesca de hoy, a los facinerosos políticos del barranco del Poyo, ¿?, sino más bien, insisto, a tanto inepto, tanto pagafantas, tanto lerdo cegato, ayuno de cabeza y honradez para ver dónde estaba el peligro, a unos cuantos años vista, para todo, o casi todo, lo relacionado con la frecuencia y facilidad ¿inundativa? con la que, especialmente en las cuencas puramente mediterráneas, suceden catástrofes de esta descomunal envergadura. Porque no veo yo que la culpa de lo que ha pasado y volverá a pasar, si no se dedican más dineros, muchos más dineros, a planificar y revisar, por riguroso orden de posibilidad de acabar siendo arrasada nuevamente, vuelva a ser ni de los inculpados popularmente ahora, ni de los de la dana anterior y ni siquiera de la nube de la que ya ni nos acordamos, y de las inundaciones y riadas anteriores, y de las de Biescas y de las de Badajoz y las de ¡ojo!, Valdepeñas y Ciudad Real -allá por los 60 y 70 del siglo XX-, etc. Porque si entonces, cada proyecto en su tiempo, se hubiese tomado cada cosa en su verdadera dimensión y riesgo, hoy no tendríamos el más que triste balance de lo del barranco del Poyo que, por cierto, está pisoteando, entre barro y muerte, el poco honor y dignidad que nos quedaba a los vivos, ya que los muertos se han llevado, para bien de todos, lo bueno que España, este otrora glorioso conglomerado de pueblos, había ido atesorando a lo largo y ancho de la Historia. 
Así que no busquen culpables más allá de la ineptitud y el cinismo de cada uno, en el que, lo quieran o no, el Gobierno regional debía haber saltado por los aires, como mucho, a los cuatro días de la catástrofe, pero no sólo por su inacción, sino porque no fue capaz, el llamado Mazón, de ir a Madrid o a Brasilia, y traerse al jefe cogido por cualquier protuberancia externa o interna. Y el otro, culpable de ralentizar y chantajear -¡qué lo pidan!- poner del máximo de ayuda, máxime teniendo el complejo militar de Bétera-Paterna, a muy pocos kilómetros de las enloquecidas aguas. Así que, para la próxima, no busquen nada más que los proyectos que con rojos, verdes, amarillos y gris marengo, habían guardado bajo llave ministro tras ministro.