Hoy, ayer para los posibles lectores de estas líneas, en las que hay que escribir con las orejas y los ojos puestos en lo que los medios de información audiovisuales -teles y radios-, por sí, en cuestión de unos minutos, nos dicen que la votación de ayer en el Parlamento nacional, primer acto de la corrida de toros orquestada por Pedro Sánchez y el PSOE, con el arropo -no arrope-, de todo el rojerío, y agregados. Y es que hasta el momentos de pegar el primer teclazo de más arriba -hoy- los señores diputados, unos por aquí, otro por allá y aún otros por acullá, estuvieron, como tal cuerpo de decisión política en el Parlamento, voto va, voto viene, tanteando si respaldaban al PSOE y demás colegas de Bildu y compañía, o si, por el contrario, se ponía el Estado patas arriba, ya que en esta historia nunca sabremos qué es lo que se transó, que al final hubiese sido lo decente. Pero la jornada parlamentaria de ayer, cuyo contenido verdadero nunca sabremos, por mucho que los medios investiguen, emitan o publiquen, fue un verdadero esperpento, reino de los corre, vuela y diles, que aceptamos tal o que rebajamos cual, porque si no esos, o estos, especialmente las derechas catalanas no tragan y nos ponen otra vez patas arriba.
Y así, jugando a los malos, los de Juntos por Cataluña, y los demás restos del equipo, tuvieron todo parado mientras escenificaban un nuevo episodio de desencuentro que, de cara al exterior de Cataluña, cumpliese objetivos y aparentemente respetase leyes y, por encima de todos y sobre todo, garantizase hasta dónde se puede estar seguros, con estos equipos parlamentarios, estos cuerpos malparits las horas de hacer algo así como gobernar. Al final, supongo, todo habrá salido casi como los estrategas de aquí, Moncloa, y de allá, Generalidad, tenían diseñado. No faltaría más. Pero también debemos estar seguros, o casi, que Pedro Sánchez se llevó más pitos de los que precedieron a la debacle de Cagancho en Almagro, lo que le habrá dejado más que avisado para futuras negociaciones.
A falta de saber cómo ha quedado la votación a favor de Pedro Sánchez presidente, debemos prepararnos para seguir, valorar y actuar la reacción y actuación de compañeros de idea y políticas, que han prometido, desde el dolor interno de tripas y trigémino, mantener una actitud beligerante, como sería el caso de nuestro presidente regional García-Page.