José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


47

12/02/2025

Ha querido la sutil coincidencia de estos días, que el sábado 8 se reconociera en la gala de los premios Goya de Granada a El 47 ex aequo con La infiltrada– como mejor película del año, al mismo tiempo que al día siguiente se celebraban manifestaciones diversas por el derecho a la vivienda, principalmente en Madrid y en otras ciudades. Manifestaciones como reflejaba la viñeta de Riki Blanco en El País el día 8, donde anunciaba la manifestación y denunciaba el problema sostenido en el tiempo. Ese derecho queda plasmado de forma evidente en el artículo 47 del texto constitucional (capítulo tercero, 'De los principios rectores de la política social y económica', dentro del Título I De los derechos y deberes fundamentales). Ya saben lo proclamado: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias… para hacer efectivo este derecho». Derecho recordado e incumplido aún, a los 47 años de la Constitución que se cumplirán en diciembre de este año
Si la película de Marcel Barrena, El 47, con un espléndido Eduard Fernández como el extremeño Manuel Vital que lidera un movimiento ciudadano de protesta suburbial, da cuenta de los hechos transcurridos en la Barcelona –aunque no solo Barcelona, también Madrid, Valencia y Sevilla con el fenómeno del chabolismo galopante y las periferias miseria de la autarquía– de 1958, con el incipiente fenómeno de la infravivienda como forma de ocupación del espacio que la ciudad histórica no proporciona a las olas de la emigración interior; el referido artículo constitucional –coincidente con la numeración de la línea de autobús que no llega a los suburbios de Torre Baró– establece un derecho fundamental incumplido casi desde el principio, como es el derecho de la vivienda. De ello, del incumplimiento del mandato citado, da cuenta la abundante hemeroteca de los últimos 30 años y la obsesiva lectura social de la constitución, exigida por el que fuera líder de Izquierda Unida, y ya desaparecido, Julio Anguita, cuando pedía «una  lectura social de la constitución», para la resolución de ciertos problemas, como el de la vivienda. Igual que puede rastrearse en la historia del cine español un recurrente análisis del problema de la vivienda, abordado por derecho o por revés, que se viene sorteando desde 1957, año de creación, paradójicamente, del Ministerio de la Vivienda. Así desde El pisito de Marco Ferreri, pasando por Surcos de Nieves Conde, o Esa pareja feliz de García Berlanga, no dejan de relatar la profundidad del vacío existente en la lógica ausente de la habitación.