Pocas gentes del mundo de hoy dudarán, a la vista de lo que estamos viendo y sufriendo con las terroríficas noticias y material grabado que, día a día las empresas periodísticas nos hacen llegar a nuestro mundo. Refiérome, como habrán entendido, a la guerra gestada por Israel para castigar y hacer desaparecer, si lugar y ocasión hubiese, el nunca inaugurado y menos aún consolidado Estado Palestino. Iniciada en esta ocasión como respuesta a un atentado con rehenes de los palestinos de Hamas. Expoliados los palestinos por las Naciones Unidas con motivo de la partición de aquellos territorios en manos políticas y militares -ocupación- entonces de Gran Bretaña, el Estado de Israel comentó a funcionar al día siguiente, de la mano de un político de excepción, David Ben Gurion, el Estado Palestino intentó iniciar su andadura al, más puro estilo árabe, tribus contra tribus, pueblos contra pueblos y, en medio de esto, intentos esporádicos de ataques a Israel, de poca efectividad y, a la larga, beneficiosos para los de la Estrella de David y ruinosos para los de la Media Luna. Cientos de miles de combatientes de piel tostada por los desiertos, contra decenas de miles, cuando más, de gentes de variopintos colores de piel y ojos, procedentes de países de toda Europa, no fueron capaces de ganar terreno y poder en las guerras entre los dos estados, sino que medio siglo después de la injusta partición, las cosas no solo están peor para el pueblo palestino, sino que como se ve, como vemos millones en el mundo, Israel, con la complicidad criminal de Estados Unidos, controla, invade, masacra, destruye… hasta los hogares y los dos o tres hospitales de aquella pobre gente, como paso previo para lograr la única meta que de verdad quiere alcanzar el cruel remedo de capitoste nazi que es el primer ministro de Israel, Netanyahu, y que no es otra que la desaparición total del Estado Palestino. Incluso, diría yo, y ello sólo por añadir cierta broma a tema tan trágico y doloroso, como el genocidio que el mundo está presenciando en cobarde silencio, sería feliz si le ofrendasen, con muerte, la de los camellos de los Reyes Magos.
Triste es, y acabo, ver como el llamado Mundo libre, ¡tururú!, hoy con el católico Biden al frente, ¿?, de los Estados Unidos, contempla cobarde y pasivo, como Israel ¿el pueblo elegido?, está sirviendo de almacén y vivero de seres humanos, para la venganza de los descendientes de los asesinados en los campos nazis. Pero siendo esto cierto, hay un pasotismo peor y ello por cuestiones que deberían unir y no separar, y es que el mundo árabe, aún fuerte y poderoso, por cuestión del control sobre buena parte del petróleo mundial, está cerrando ojos, oídos y boca mientras a sus hermanos los masacran como a cucarachas. Fin: si a Israel lo escogió Dios, a la Palestina de hoy debió elegirla Lucifer.