José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Morir de éxito

04/09/2024

El balance del gobierno municipal sobre las pasadas ferias de agosto (La Tribuna, 26 agosto) no dejaban lugar a dudas sobre la alta autoestima lograda, al sostener la portavocía municipal del grupo Vox el «éxito rotundo» de las referidas celebraciones. Celebraciones que se traducen, finalmente, en un saldo contable de horas de limpieza, kilogramos de residuos recogidos, trabajadores asignados a diversas tareas y número de actividades programadas. He podido leer en otro parte informativo el total contable de asistentes a los diferentes eventos y movimientos. Y tampoco es que los datos de asistencia a los diversos programas y celebraciones sean para tirar cohetes, estando las cosas como están. Por más que ese acto de tirar cohetes, sea el colofón de la celebración ferial y el aviso de otros comienzos. 
Lo que sí he podido capturar, de forma manifiesta, en diversos frentes comunicativos e informativos –desde el cartel anunciador del festejo a la publicidad institucional, desde el tópico desfile inaugural de la Feria a los solemnes programas religiosos y patronales, desde los pregones habituales a las ponderaciones blandas de los habituales cronistas– es el regreso feliz y triunfal a cierto tradicionalismo hondo 'pata negra' y la vindicación absoluta de los valores identitarios, como prueba del nueve del valor acrisolado de nuestras tradiciones profundas, que nos identifican y señalan de forma ejemplar. Por más que la portavoz socialista, Sara Martínez, aluda a su consabida «insatisfacción» en la conclusión y balance ferial. Incluso cita, como coda, la «falta de planificación y de cambios» en el panel programado; señalando con el dedo propio –a la falta de cambios– a la continuidad de los años precedentes de feria socialista. 
Componiendo todo ello –toda la aparamenta simbólica desplegada con motivo y ocasión del marco festivo– y más allá del juego político del «y tú más»– una suerte de retrato robot de nuestras sociedades en el ocaso globalizador y en la búsqueda de identidades perdidas. Y así, si se indaga en el retrato abocetado, pueden imaginar cuál es la estampa capturada: lo cuentan los pregones y lo vocean los carteles. Pero estampa no ya celebrativa, sino penalizada y pesarosa. La misma edición de La Tribuna del 26 de agosto, dejaba ver la pobreza inmobiliaria, al fijar el parón provincial de ventas como reflejo de otros parones. Igual que podrían revisarse los locales comerciales cerrados, en venta, renta o traspaso como vector significado de la crisis inmobiliaria. Cualquier indicador local/provincial del bienestar social, de la cultura, de las infraestructuras o de la renta familiar, darán resultados opuestos y enfrentados a ese «éxito rotundo».

ARCHIVADO EN: Vox, Sara Martínez