La promesa electoral de Rishi Sunak, primer ministro del gobierno británico y candidato conservador a las próximas elecciones tiene, o pretende tener, un hondo calado inmobiliario, entre otras cosas. Asevera el mandatario –siguiendo a su antecesora Margaret Thatcher, conocida por su tenacidad antisindical y por su ultraliberalismo económico– que quiere «una nueva nación de propietarios». Todo ello, promovido a través de ayudas crecientes para acceder a la vivienda y transformar a los inquilinos actuales en propietarios futuros. Para eso propone una batería de medidas muy destacadas, tan destacadas como poco creíbles tales como construir 1.600.000 viviendas en los próximos 15 años, que suponen 100.000 unidades más que las prometidas por los conservadores en 2019, sin responder ahora cuántas de las viviendas prometidas se han llevado a cabo. También acelera Sunak sus propuestas, con 1.200 millones de ayudas a primeros compradores y la supresión del impuesto de compraventa, equivalente a nuestra figura fiscal del ITP –Impuesto de Transmisiones Patrimoniales–.
Entre nosotros, todo suena a música conocida y a música celestial. Baste recordar que la pretensión del primer ministro de Vivienda en 1957, el arquitecto bilbaíno José Luis Arrese, se aferraba a esos principios destilados ahora por Sunak. Decía Arrese, desde su llegada al Ministerio, tras su paso por la Secretaría General del Movimiento, que quería «un país de propietarios y no de proletarios». Para eso, aspiraba a revertir la situación del régimen de tenencia de la vivienda en España, que en sólo 10 años pasó del 20% en 1940, al 43% en 1960, llegando posteriormente, en 1970 al 70% y en 2001 al 80%, dando la razón a la importancia de la propiedad inmobiliaria, no solo en la solución relativa del problema de la vivienda, sino en la desmovilización política de los ciudadanos. Como el mismo Arrese reconocía años más tarde –en 1968– en su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes, cuando manifestaba:«Un propietario más, un comunista menos», dando cuenta de la coherencia del pensamiento liberal-conservador que, desde Arrese llega a Margaret Thatcher y a su reconocido 'capitalismo popular' y al mismo y actual Sunak, y su nación de propietarios, como forma de revertir los sondeos electorales y romper con la tradición social británica de vivienda pública. Incluso, el inciso de 1962, cuando el secretario general de INV, Salgado Torres, anunciaba la construcción de un millón de viviendas en el plazo de 10 años y dentro del Plan Nacional de Vivienda de 1961-1976. Cuando hoy el futuro de los jóvenes españoles es el de 'proletarización de la propiedad inmobiliaria' más absoluta.