Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Es hora de hablar, de verdad, del agua

21/03/2025

Ahora que tenemos los embalses a rebosar y más que van a estar, esperemos que no se desborden, debería ser el momento de afrontar algo de lo que los políticos españoles llevan huyendo desde que se acabó con el trasvase del Ebro. 
Desde entonces no ha habido política nacional del agua, de hecho hasta se ha perdido ya el concepto que es preciso y de inmediato recuperar, de que este es un bien común de todos los españoles y una verdadera cuestión de Estado en la que nos jugamos el futuro. Eso es así, y tras dejar ya de limitarnos a  tocar todas horas  a clamores de difuntos por el cambio climático, es como se debiera de abordar el asunto. Y aunque bien es cierto, que ninguna esperanza tengo al respecto de que se tome esa senda, entiendo que es un deber el decirlo y reclamarlo.
 Ahora sería el momento, como también el sacudirnos de encima, a modo de dogma de obligado cumplimiento, el sometimiento de la evidencia, la razón y la necesidad a los cada vez más delirantes axiomas pretendidamente ecologistas que imponen un recetario que en ocasiones, amén de impedir cualquier solución, se ha convertido en letal. Ejemplo mejor que lo sucedido en la DANA que sembró la muerte y la destrucción en Valencia no vamos a tener. Aunque este  hasta prohibido hablar de ello. Las obras que no se hicieron en el Barranco del Poyo, el encauzamiento que era perentorio y que una abstrusa y supuesta 'protección' de la huerta impidió realizar. 
 Las inundaciones históricas están ahí para demostrar que, si esta estupidez convertida en mandamiento medioambiental se hubiera impuesto en el pasado, ciudades como la capital valenciana, con el Turia o Sevilla, con el Guadalquivir, las hubieran seguido padeciendo. 
 En este mismo mes ha quedado también muy demostrado la también total necesidad de los pantanos. Y no solo para almacenar agua, que por supuesto es trascendental, sino para regular y contener en lo posible las grandes avenidas. El que los embalses estén conectados, como es el caso de Entrepeñas y Buendia en nuestra región o los cinco enlazados en Madrid que acaban por verter sus sobrantes en el último y mas grande, El Atazar, añade un punto aún mayor de idoneidad al asunto. Entrepeñas está ya por encima del 80% de su cabida, mas del doble y casi ya el triple de la media de los 10 años anteriores. Buendía de mayor capacidad aún que el anterior, está llegando ahora al 40%, lo que supone casi el doble de esa media citada. Ya esta todo listo y tan solo espera que la Confederación Hidrográfica del Tajo entienda que es el momento oportuno que se abra el paso de uno al otro, algo que no sucedía desde el siglo anterior. Satanizar y oponerse con ferocidad, como se hace y se proclama como 'progresista', a estas obras, donde nuestros antepasados romanos fueron maestros y nos señalaron el camino resulta, simplemente, una imbecilidad, por mucho doctrinario ecologotonto que se le quiera aplicar. Y eso ya es hora de irlo diciendo sin ningún reparo y con total claridad.
   España necesita, mas que nunca y a tenor de lo que nos está llegando ya, un Plan Hidrológico Nacional. Y ya se que los políticos andan en sus cosas de declarar y declarar para anegar las televisiones, pero alguno se podía poner a esto y proponerlo como una prioridad al país. Se me ocurre que ahora que se rebusca en la época de la República se podría desempolvar aquel plan de Indalecio Prieto que de alguna forma copio en parte el dictador Franco y que parece que por ser cosa suya los pantanos son obra de Satán. Y fascistas, claro esta. 
 Pues bueno, partamos de don Inda y aquellos aragoneses como Costa que sin antojeras quisieron afrontar la realidad de la España Humeda y la España Seca o si queremos hacerlo ahora con el tiempo desbaratado de sequías y calores tremendos y continuos y terribles secuencias de tormentones, y comencemos a trabajar en el asunto. Para empezar quizás poniendo de inmediato en marcha obras que llevan décadas paralizadas, como recrecimiento de algunas presas, construcción de otras y algo que eso si que puede hacerse de manera rápida si hay voluntad política de que se haga: Encauzar los barrancos y ramblas que suponen un amenaza demostrada y, desde luego, proceder al dragado y  limpieza de cauces desde ríos a arroyos que la llevan necesitando desde hace ya también varios lustros. Aunque tengan que aguantar alguna de esas manifestaciones donde son más el numero de siglas convocantes y de cámaras y micrófonos que el de asistentes a la 'concentración'.