Alfonso José Ramírez

Eudaimonía

Alfonso José Ramírez

Eudaimonía


Medicamentos a examen

11/10/2024

La pasada semana saltó la noticia de la existencia de la PrEP, siglas cuyo significado se refieren a "profilaxis preexposición", entendiendo que profilaxis significa prevención o control de la propagación de una infección o enfermedad. En concreto, la prevención del medicamento noticiado era para la prevención de la adquisición del VIH y, es efectivo en situaciones de personas expuestas al mismo por medio de las relaciones sexuales o el uso de drogas inyectables.

La noticia podía tener una doble lectura, en un sentido de noticia positiva, ya que las personas expuestas a relaciones sexuales diversas o esporádicas tanto como aquellas personas consumidoras de drogas podrían evitar contraer el virus, lo cual equivaldría a prevenir una enfermedad, en sentido sanitario. Esto querría decir, en consecuencia, que las relaciones sexuales liberales o el consumo de drogas serían prácticas más seguras; la población sería más sana, en definitiva. Sin embargo, la otra cara del hecho noticiable es que las relaciones sexuales esporádicas o el consumo de drogas pueden ser incentivados o alentados en su ejercicio y consumo por este mismo medicamento, lo cual no deja de ser sorprendente, pues si hace unas décadas la propuesta saludable era evitar el consumo de drogas, aunque el sexo liberal, siempre y cuando fuera "seguro" era ofertado y propuesto como recomendable, ahora se ha dado una vuelta de tuerca más en el ejercicio libre del consumo de drogas y del sexo libre. La propuesta ya no es que sea malo consumir drogas por los efectos nocivos e insanos que tiene, sino que se sigue alentando seguir consumiendo, pero con menor riesgo o exposición a la enfermedad, y eso se ve como un logro y avance saludable.

Bajo el augurio de este "avance" conseguido por la medicina se podría propagar el eslogan de cuánto va avanzando la medicina, de cómo sigue previniendo enfermedades y evitando muertes, sin embargo, la aplicación de esta medicina va acompañada de unas prácticas cuyo trasfondo es promover una concepción de la libertad basada en el deseo ilimitado. El deseo es hacer lo que se quiere, como se quiere, cuando se quiere y con quién se quiere. La satisfacción del deseo por el deseo queda desvinculada de otras facetas y dimensiones humanas, tales como la racionalidad, la voluntad, los sentimientos, afectos y el compromiso. La libertad del deseo es un tipo de libertad que se vive como satisfacción de los propios deseos, que no busca ni trasciende al propio sujeto, pues no busca al otro, a la otra persona, ni tiene como objetivo establecer vínculos de una índole afectiva o comprometida con el otro; es una práctica que se queda en el individuo aislado en su mera búsqueda de placer, y a veces agónica, pues conlleva riesgos de contraer enfermedades, que en muchos casos han sido mortales.

La ética racional de la persona propone una vivencia racional de la sexualidad y liberadora, pues no supone la búsqueda de un goce inmediato, instantáneo y momentáneo, que se quede reducido a eso, sino que busca la construcción de un vínculo afectivo, comunicativo, comprometido y fecundo. Si establecemos una comparativa entre ambas formas de vivir la libertad sexual, ambas formas distan mucho en su resultado: en la primera, en ocasiones se genera vacío y soledad, el que provoca la búsqueda de la satisfacción del ego y, en ocasiones, la enfermedad. Frente a este estilo, el modo de vivir la libertad basado en la construcción con el otro, genera plenitud, sentido, vida y amor, en definitiva.

Comparados ambos estilos, en realidad, ¿cuál es la propuesta más saludable? ¿dónde está la salud de la persona? ¿en el modelo que con una pastilla incentiva más prácticas de riesgo? En este caso, la medicina y las farmacéuticas, ¿están sirviendo a la salud realmente? Quizá, también, como trasfondo, la industria farmacéutica busca la rentabilidad económica en sus inversiones, quizá no es tan saludable su pretensión.

El enfoque utilitario de este medicamento es la prevención: prevenir contraer enfermedades como el VIH, pero y ¿la prevención responsable de la libertad que delibera y decide racionalmente en la raíz de sus actos, sobre el efecto de sus consecuencias? Si lo saludable ha sido habitualmente prohibir las drogas por sus efectos nocivos, ahora ¿lo saludable es promover lo menos perjudicial, auspiciando conductas liberales expuestas inevitablemente al riesgo? No salgo del asombro. La salud es cada vez más dependiente de pastillas y del negocio, cada vez, menos de la voluntad y libertad humana, en consecuencia: un ser humano cada vez más debilitado.