Leo en La Tribuna la noticia de la catalogación del legado de nuestro paisano y querido Carlos Calatayud, cuyos documentos y libros van a pasar a la Biblioteca Pública del Estado. Entre éstos, se menciona una joya del insigne poeta y literato Gerardo Diego: La Suerte o la Muerte, dedicada al jurista.
En ella, en un opúsculo aparte, se cita a Rafael junto a Juan, solos en el redondel. Este Rafael no es ni más ni menos que Rafael Gómez, 'El Gallo', íntimo de Belmonte y un personaje pintoresco en el mundo del toreo. Había nacido en 1882, era hermano mayor de Joselito y perteneció a la famosa dinastía torera de los Gallo; por cierto, que fue cuñado de Sánchez Mejías. Torero de arte y bastante irregular, eran famosas sus espantás, cuando protagonizaba algún escándalo por negarse a matar sus toros.
'El Gallo' hizo maravillas ofreciéndose en exvoto… y vuelve a continuación con «Juan, sublime a la verónica». O sea, Juan Belmonte en el léxico taurino. Y sigue con el lenguaje iniciático: «Y José, en el hule, roto». Es decir, José (Joselito), cogido en la enfermería (en el hule), roto por la cornada.
Gerardo Diego demuestra en La Suerte o la Muerte (1963), que comparte el conocimiento reservado a un grupo, esto es, a los 'iniciados' que son los 'aficionados' al arte de Cúchares. En esa obra, reúne la historia de los principales diestros y analiza las diferentes suertes del toreo. Baste leer nuevamente, la Égloga de Antonio Bienvenida, donde nombra a los grandes por su propio nombre: Antonio, José, Juan, Fuentes…«torero metido a poeta», diría Manuel Mantero.
A Gerardo Diego le interesan las suertes, como esos 'ayudados por bajo' y la historia, reflejada en los nombres a secas (José, Antonio, Pepe Luis) o con los apodos (El Gallo, Joselito, 'Bienvenida') y parece que ignora el sentimiento trágico o la muerte. 
Su profundidad es su técnica del conocimiento artístico por antonomasia. En su cabeza caben todos los toreros del siglo XX.
                                                AYUDADOS POR BAJO
                                                         (Continuación)                             
                 Que venga Dios y lo vea.
                 El que lo ve es Rafael
                 Solos en el redondel
                 Él y Juan. Dios se recrea.
                 El Gallo hizo maravillas
                 Quites –largas de rodillas-
                 Ofreciéndose en exvoto.
                 Juan, sublime a la verónica 
                 Arde la guerra en Salónica.
                 Y José, en el hule, roto.