El XXXVI Ciclo de Conferencias 'Los toros en la Cultura', se recordará entre los aficionados como el año que vino a Ciudad Real, Antonio Lorca; es como si habláramos de esas tardes en las que una figura dicta su lección y pone a todo el mundo de acuerdo. Ese niño nacido en Arahal y que creía que el sacristán de su pueblo era verdaderamente banderillero de Domingo Ortega, fue papa de Roma, en la tarde-noche del pasado miércoles.
Suceder al desaparecido Joaquín Vidal en el diario El País, -con todo lo que eso supuso- fue una dura 'papeleta', a pesar de llevar varios años a su lado. Además, el citado diario sufrió y sufre el marchamo de ser anti taurino, pese a lo cual sigue conservando su sección taurina dentro del apartado cultural. Es de suponer que Lorca tiraría de 'personalidad', esa que distingue a los buenos toreros de los demás.
«No conozco –dijo- a ningún torero, que no tenga detrás un historión», aludiendo a la vida personal de cada uno de esos 'locos' y héroes a la vez, con que nos encontramos cada día de corrida en la puerta de cuadrillas. La crítica debe responder con seriedad y honestidad ante lo que ocurre en el ruedo.
Un servidor recuerda aquella cabecera de un semanario de toros del siglo XIX en que se decía: «La crítica requiere una distancia que sólo se consigue con la independencia respecto al medio en el que se mueven tantos intereses». Uno cree que Antonio Lorca ha sabido ser independiente, honesto y exigente para con el lector. La crítica es un oficio como otro cualquiera, pero muy perentoria, no digamos en los últimos tiempos con la demanda del papel impreso o de la inmediatez de los digitales.
El torero es uno de los pocos héroes que nos quedan: la fiesta de los toros resistirá mientras se llenen los tendidos. El público, pues, tendrá la última palabra. Para ello, nos dice Lorca, se requiere más compromiso por parte del aficionado, que debe hacer valer sus derechos. El crítico hizo un recorrido por los diversos estamentos, aludiendo a los toreros «secuestrados por el sistema» que triunfan y son condenados al ostracismo en muchas ocasiones; de las ganaderías triunfadoras en este 2024, como son Fuente Ymbro o Santiago Domecq, y del público venteño: «Hay que ser exigente, pero no intransigente».
Lorca desgranó un misterio y lo contó tal cual.