Nos presentan cada año la multinacional del color, Pantone, un supuesto color del año que se inaugura y que lo definirá. Como si cada color tuviera su año, o como si cada año fuera acompañado de un color relativo. También cada año, de forma rotatoria, tiene su animal dentro de un zoológico abreviado y escueto de doce unidades identificables. Como ocurre con el calendario chino, que en el 2024 ha adjudicado el emblema al Dragón y a la Madera como símbolo material. Igual que resolvemos la llegada del 2023 designado la palabra del año vencido, que en este caso ha arrastrado el mérito la voz polarización. Eso en España, tan dual y polarizada como imaginemos y corresponda, porque en Estados Unidos –ya lo comentamos– fue authentic la ganadora.
Feria de los galardones, distinciones y premios que cierran tanto como abren. Y que interpretan. Por más que esta práctica de los años coloreados sea relativamente reciente. Sólo contamos con el año coloreado desde 2000, como si esta fuera una práctica propia del siglo XXI. Que las cosas se complican cuando junto al elegido por Pantone surgen nuevos candidatos. Así Pantone opta por el peach fuzz, algo así como piel de melocotón. También pelusa rosada podríamos decir nosotros. Por su parte, las grandes firmas de pinturas industriales y por supuesto, Bruguer ha elegido el color del año: dulce hogar, un tono cálido, suave y optimista para aportar confianza y sosiego. Por más que dulce hogar no sea un color, sino, más bien, un concepto de habitabilidad deseable. Además de Pantone y Bruguer, la firma mexicana de pinturas Behr ya ha elegido el sofisticado cracked pepper (PPU18-01) como su color del año para 2024. «Un tono negro suave puede servir para cualquier espacio que manifiesta que ya es hora de que un color tan elegante, atrevido, temperamental, versátil y delicioso, fuera el protagonista». Un tono indescriptible como se ve, como esa pimienta –negra, por supuesto– agrietada que se quiere aproximar al negro básico.
Y ellos –los del Pantone International Institute – resuelven despejando las dudas con que el peach fuzz «refleja nuestro deseo de cuidar de nosotros y de los demás. Es un tono melocotón suave y aterciopelado cuyo espíritu envolvente enriquece la mente, el cuerpo y el alma». Pues ya se sabe, a enriquecernos cuerpo y alma con esos tonos apelusados de melocotones. El problema es que otras instituciones pugnan por otros universos entre hogareños y funerarios. Pese a todo y a pesar de todo, feliz 2024.