Los turistas que, ayer, hoy, mañana, este verano o los siguientes, entren en el campo de concentración de Auschwitz, verán la frase que recibía a los miles de presos que morirían de diversas maneras (el más efectivo el Zyklón B): 'El Trabajo libera'. En otras versiones, 'El trabajo os hará libres'. Letras en hierro forjado que explican el cinismo de los fascismos. Es el título que Enrique Sánchez Lubián utiliza para hablar y escribir sobre las Colonias Penitenciarias, los Batallones Disciplinarios o la Dirección General de Regiones Devastadas que se crearon en España, durante y después de la guerra. Entre otros lugares, en Toledo y su provincia. Enrique Sánchez Lubian está resucitando personajes y hechos que sucedieron en Toledo en los años de la Republica, el golpe militar, la dictadura y la represión. Está descubriendo una historia que permanecía tapada por la sombra del Alcázar. Como si nada hubiera ocurrido, salvo aquel suceso. Como si los muertos que se acumularon en las calles de la ciudad o bajo los arcos del cementerio nunca hubieran existido.
Enrique cuenta la construcción del edificio de la Academia de Infantería o algunos de los bloques de viviendas de la avenida de la Reconquista por prisioneros de guerra, obligados a la sumisión física, la redención moral y el arrepentimiento ideologico. Habían destruido España, ahora les tocaba reconstruirla. Trabajaban de sol a sol. Aún así era preferible el trabajo de esclavos a los encierros sin movilidad. Al menos, les daba el sol y el aire. Las inclemencias meteorológicas, que a muchos quitarían la vida, se llevaban mejor que las cárceles llenas de piojos, chinches y tifus. En lugar de tener a la gente encerrada resultaba más práctico explotarla como mano de obra forzosa. El trabajo poseía virtudes redentoras y aportaba beneficios fáciles a las empresas privadas: Dragados, Banús, Cementos Ashland, Portland-Iberia y otras. Todo lo bendijo la iglesia. El trabajo forzoso sería el oleo sagrado para la expulsión de Satanás, sus obras y sus pompas de España. Andy Warhol, el de las sopas Campbell o las serigrafías de Marilyn, en su escueta vista a Toledo, solo quiso ver, y desde lejos, el edificio de la Academia de Infantería. Dramas de la Historia, frivolidades del Arte pop, vidas truncadas, tragedias personales y familiares ocultados.