El Laberinto del Rey es un proyecto nacido de la tenacidad y voluntad de unos promotores del siglo XXI. Un proyecto que se sitúa en un paisaje de leyendas en un tiempo imaginario. En él habitaba el rey de Toledo, Galafre. Tenía una hija mimada y rebelde. La princesa, llamada Galiana, inspiraba un amor desproporcionado del rey de Guadalajara, Abenzaide, conocido como Bradamante. Cada luna acudía a visitarla y presionar al padre para que permitiera el matrimonio. Pero la princesa Galiana, consentida y orgullosa, se había enamorado de un joven llamado Carlo, más tarde calificado Magno. Para resolver el conflicto el rey convocó una justa caballeresca en el que se disputara el amor de la bella Galiana. El torneo se inclinó de la parte de Carlo que mató a Abenzaide. Y así la princesa enamorada partiría gozosa hacia el territorio brumoso de los francos. Sigue contando la leyenda que el muerto Abenzaide, cada luna llena, salía del sepulcro y desde la muralla fortificada se podía entrever la sombra quimérica del amante, cabalgando en una yegua fantasmal alrededor del palacio, profiriendo infernales maldiciones contra Toledo. En este territorio de amores cortesanos y fantasmas desquiciados se está creando un nuevo lugar, el laberinto del rey, en el que se compaginan la naturaleza, la gastronomía y, recientemente, el ensayo de un denominado Laberinto del Arte. Una apuesta por un espacio recuperado en unas vegas legendarias.
La primera iniciativa cultural está comisariada por la 'curadora' Elena Catalán que, al alimón con Laura Fuentes, han tenido la osadía de juntar dos sensibilidades, dos continentes, dos trayectorias artísticas, una escultórica y otra pictórica. La escultura la representan las obras de Manuel Fuentes que a cielo descubierto proyectan el potencial sugerente de unas geometrías imposibles. En cuanto a las pinturas de Miguel Milló, color desaforado, tradiciones de los pueblos nativos de antes de los conquistadores y la voz de un nuevo arte del continente americano. Se conjugan así, en un mismo lugar de valor paisajístico único, la historia, las leyendas, las esculturas metamórficas de un autor toledano, el despliegue colorista de un creador mejicano, más las propuestas de unos emprendedores que rompen los moldes rutinarios de una hostelería consumista. Verde y agua, escultura y pintura para nuevas experiencias en un paisaje mitificado de una ciudad de leyendas.