La escritora y colaboradora de La Tribuna Nieves Fernández tiene una amplia variedad de registros literarios que van desde la poesía a la narrativa, pasando por el teatro. A este último género corresponde El carro de Tespis, un libro en el que reúne 14 propuestas escénicas, que van desde montajes para niños a espectáculos para adultos.
Con este título, Fernández recurre a las raíces del arte escénico puesto que Tespis fue «el primer actor, el primer director y el primero que hace una ruta teatral» en la antigua Grecia, puesto que fue expulsado de su ciudad y se sirvió de su carro para llevar su arte por toda la Hélade.
A este personaje a medio camino del mito y de la historia se le atribuyen numerosas innovaciones teatrales que hoy en día se siguen utilizando.
Fernández reconoce que su interés por el mundo de la escena está también muy ligado a su condición de almagreña y de espectadora frecuente de los montajes del Festival de Teatro de Almagro. «Una vez que me decido a escribir, quiero ir mucho más allá de los clásicos del Siglo de Oro español, quiero llegar todavía más atrás y me encuentro con Tespis», recuerda.
Sobre su propio teatro, la autora señala que sus personajes son mitad realidad y mitad fantasía. «Muchas veces los personajes están sacados de lo que tienes enfrente, de lo que tienes en lo cotidiano; y otras veces son imaginación, fantasía», detalla.
Sus personajes son de toda procedencia, niños, familias, «un vendedor de derechos, los amigos de una mujer hipotéticamente maltratada», mientras unos vienen de la sociedad que la rodea, otros proceden de la farándula. Personajes que se han formado en una trayectoria de años.
La selección está formada por «todas las obras de teatro que he escrito, algunas se han representando», algunas también han conseguido premios, ya sea de teatro breve o de teatro infantil, alguna incluso en el ámbito internacional (Pi, 3,14.16, Primer premio Miguel Hernández de Teatro Breve en Orihuela, Alicante, y galardonada en el III Festival de Dramaturgia Femenina en Español de Atenas, Grecia). La más antigua suma ya más de 20 años de trayectoria.
A pesar de ser una obra recopilatoria, Fernández se ha resistido a la tentación de hacer retoques. «Una vez que ya doy por terminada la obra, ya no quiero cambiarla. Porque es que si no estarías continuamente, no pararía de cambiar», reconoce la autora, una decisión que alcanza incluso a aquellas piezas que han permanecido inéditas. Lo valora como una forma «de ser leal a lo que he escrito hace 20,15, 10, 5 años».
Otra de las razones para evitar retocar las obras ha sido su propia evolución. Así recuerda que comenzó haciendo teatro escolar, «luego ya teatro más de personajes más profundos, más teóricos», lo que en su opinión da lugar a «una amalgama de personajes y de obras que han ido saliendo en estos 20 últimos años», con una gran variedad de planteamientos y realidades.