Resulta que la palabra del año –práctica a la que nos vamos incorporando en los últimos compases del calendario y de las verbalias– en los Estados Unidos ha sido 'authentic', para dar a entender el valor emergente de esa expresión de equivalencia con lo verdadero. Hace pocos años la palabra –o una de las seleccionadas– era, justamente, la contraria. Y así hemos pasado del fake al 'authentic' sin solución de continuidad, como ocurre en España con una de las candidatas a lo mismo, como es ultrafalso. Creo que todo ello, tiene que ver no tanto con lo político –Donald Trump puede que sea fake, pero no por ello Joe Biden es 'authentic', ni mucho menos con Javier Milei– sino con lo social del momento aparentado.
Sobre todo, con la égloga monumental y pragmática que se organiza en torno a la Navidad como fiesta más que laica, consumista. Y de aquí que del villancico del maese Pérez o de los seculares Campanilleros, hayamos pasado a María Carey como musa carnal disfrazada de Papá Noel. Si aquí, entre nosotros la Navidad empezaba con el sorteo de lotería del día 22 –aunque eso sea cada vez más discutible, por mor de ciertas competiciones municipales de árboles gigantes–, en los USA todo se ilumina con la secuela del Black Friday y, sobre todo, con el encendido del árbol del Rockefeller center. Emblema conjunto del mejor capitalismo de rostro humano.
Por eso el plano inaugural de muchas películas de los USA del género navideño, se abre como una sinfonía de color en el espacio de la plaza del Rockefeller center, con pista de nieve incluida y con proliferación luminosa en época de falta de restricciones energéticas. Todo un icono que se ha visualizado en cientos de películas del Mid century estadounidense y de toda su mitología cabal que nos han nutrido en nuestra infancia y primera juventud. Sin ir más lejos, en la anodina Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953) la apertura de la aventura matrimonial de Marilyn Monroe, de Laurence Bacall y de Betty Grable, se produce en ese escenario mítico y mágico: como una identificación del mejor capitalismo coloreado y aromatizado. Igual que en la ritual Dek Set (Walter Lang, 1957) la informatización de la empresa se produce en paralelo a la Navidad presentida y presentada en los regalos y en la decoración –¡de las oficinas, despachos y ascensores! Casi como ahora. Haciendo evidente que se echa en falta lo auténtico, por más palabra seleccionada que resulte del año que se apaga.