«No creo que los jóvenes necesiten ser concienciados»

D.A.F.
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La escritora de Campo de Criptana llega a las librerías con el relato 'Baba Yagá'

«No creo que los jóvenes necesiten ser concienciados»

Nacida en Campo de Criptana, María Zaragoza acumula numerosos premios literarios desde muy joven. Es además la tutora de los nuevos narradores de la Fundación Gala. Ahora presenta un nuevo libro, Baba Yagá.

Llega a las librerías un relato para jóvenes, ¿qué requiere este público?

Es complicado saber lo que requiere un público generalizando en función de la edad, pero siempre he creído que todos deseamos historias que nos estremezcan, que nos entretengan pero que nos exijan un poco. Me he limitado a escribir algo que yo hubiera querido leer cuando era una adolescente: un relato que me hiciera cuestionarme el mundo que me rodea, sin una moraleja, pero con muchos temas que abordar para hacerme mis propias preguntas y encontrar mis propias respuestas.   

Baba Yagá plantea un futuro apocalíptico en lo medioambiental y lo social ¿es una forma de concienciar a los jóvenes?

Es curioso, y me encanta, que digas «apocalíptico en lo ambiental», porque precisamente el mundo que describe está planteado como algo muy semejante al nuestro en ese sentido. Que hayas sacado esa conclusión quiere decir que, en el fondo, sabemos que ambientalmente estamos peor de lo que pretendemos admitir. En cuanto a lo social, me he limitado a describir una ucronía posible, un qué hubiera pasado si, cambiando unos hechos históricos conocidos por otros. No creo que los jóvenes necesiten ser concienciados, en muchos sentidos lo están más que generaciones anteriores.

El género fantástico no le es desconocido, ¿qué encuentra en este tipo de historias?

El fantástico maravilloso y la ciencia ficción tienen en común con el género histórico algo que me fascina: hablan siempre del mundo actual sin que aparentemente lo hagan. Son géneros que cuestionan, que formulan preguntas, que revuelven el universo conocido del lector usando elementos que el lector no espera. A mí, que me encanta mezclarlo todo, me gusta que en cierto modo Baba Yagá sea un libro que tiene esos tres géneros.  

En algunos momentos la obra recuerda el mito de la caverna de Platón, pero con la técnica. ¿Las nuevas tecnologías adormecen la conciencia?

Creo que no es tanto las nuevas tecnologías como la saturación. El hecho de estar todos conectados divide la responsabilidad sobre lo que vemos. El hecho de poder interactuar con la gente sin que nos vean la cara diluye la responsabilidad sobre lo que decimos. El hecho de estar recibiendo información violenta constante, de alguna forma nos inmuniza. Sin embargo, creo mucho en el individuo. Creo que, en el fondo, en el día a día, en el cara a cara, seguimos teniendo una conciencia y una generosidad que nos hacen tratar de ser mejores.

La historia bebe de la tradición rusa, ¿qué Le llama la atención de esta cultura?

Los cuentos tradicionales rusos son de una belleza impresionante. Afanásiev los recopiló, y existen unas ediciones ilustradas por Iván Y. Bilibin preciosas y muy recomendables. Baba Yagá es la bruja de esos cuentos que, unas veces es buena, otras malas, a veces favorece al héroe, otras lo engaña. Me gusta que no es un personaje plano ni tampoco especialmente moralizante. Es complejo y tiene motivaciones, normalmente egoístas, pero que pueden hacer que la historia llegue a buen puerto.

Su protagonista es una niña que rompe el muro de engaños que asfixia su aldea, ¿es la mentira un eficaz recurso para las tramas literarias?

A mí me gusta mucho que el lector se plantee si el narrador es de fiar. Todo en la vida tiene varios puntos de vista, casi nada es absolutamente blanco o negro, bueno o malo, y eso enriquece a los personajes y sus circunstancias. El engaño es una forma eficiente de enseñar todo eso y es muy literario.