Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Dos ceses... y listo

22/02/2023

El escándalo de los trenes destinados a cubrir los trayectos de cercanías y media distancia en Cantabria y Asturias, que sufrirán un retraso de varios años porque se tomaron mal las medidas, no solo es un bochorno sino que el gobierno no lo ha entendido así hasta que los medios de comunicación han recogido la noticia.

Para hacérselo perdonar, destituyó a dos cargos intermedios de Adif y Renfe, lo que provocó más escándalo todavía porque era evidente que había que ir más arriba, donde se movían los responsables políticos de tan monumental chapuza. Gracias a que Sánchez se está jugando el tipo porque hay elecciones ya mismo, y no le conviene pasar por un presidente que traga lo intragable, dio órdenes precisas: la ministra de Transportes aceptó la dimisión de la Secretaria de Estado y del presidente de Renfe. Fórmula, la dimisión aceptada, que se suele aplicar cuando a un subordinado se le anuncia el cese.

La cosa no se arregla tampoco con el cese de dos altos cargos. Hay bastante más que investigar en una operación absolutamente impropia de un país avanzado, con funcionarios eficientes y bien preparados, que hacen su trabajo con el indispensable rigor. Algo falla en esa cadena cuando el error se produce en algo tan simple como medir el alto y ancho de unos túneles, para asegurar que los trenes que cubrirán el trayecto tendrán las medidas apropiadas para atravesarlos.

El error se cometió hace un par de años y lo conocían la mayoría de las personas implicadas en la operación. Fue la empresa a la que se adjudicó el proyecto la que detectó que les habían enviado mal las medidas, y así lo comunicó al ministerio de Transportes. En vez de asumirlo y tratar de tomar decisiones para paliar sus efectos, muy graves, se ocultó no se sabe bien por qué razones, aunque personas vinculadas al proyecto apuntan que desde el principio se advirtieron algunos hechos sospechosos por el secretismo del proceso.

Transcurrió demasiado tiempo desde que se conoció el problema de las medidas hasta que se hizo público. Y no porque el ministerio de Transportes o la empresa adjudicataria lo anunciara, sino porque lo recogió un medio de comunicación, el Comercio de Gijón. Se mantuvo el silencio unos días más, hasta que lo publicó El Diario Montañés en Cantabria… y saltó Revilla. Se dio cuenta de inmediato de lo que había pasado por alto el asturiano Adrián Barbón. De no ser por Revilla, sabe dios cuánto tiempo más habría estado oculto el desaguisado.

Se desconoce el coste del fiasco, aunque sí que la puesta en marcha de los nuevos trenes se retrasará unos tres años. El gobierno ha intentado parchear las consecuencias ofreciendo abonos gratuitos a los asturianos y cántabros… y cesando primero a mandos intermedios y, después, a dos altos cargos. Punto.

Porque lo que toca ahora es ir a saco contra la oposición, que es lo que da votos.