Acabamos de conocer por el Instituto Nacional de Estadística que en España hay 3,4 millones de viviendas vacías. ¿Qué le parece?

Que deberían ponerse a disposición en un parque de alquiler para las personas que requieren una vivienda y no la pueden pagar en compra. Por supuesto, con seguridad jurídica para los propietarios. Hay otros países europeos en los que la ley establece los plazos en los que puede haber viviendas vacías y las condiciones con las que deben salir en alquiler. En España tenemos que hacer esa reflexión, ver cómo lo están haciendo en otros países y adaptar la ley a nuestras propias circunstancias.

¿Es más complicado de lo que parece regular el tema de los desahucios? ¿Por qué cuesta tanto alcanzar un acuerdo político?

Es complicado, pero menos de lo que parece. En la comisión estatal se ha votado la propuesta del PP, con todos los parlamentarios votando en contra y con un enorme grado de coincidencia en las enmiendas por la cuestión de la segunda oportunidad, el elemento fundamental a nuestro juicio. Es absolutamente posible ir más allá de lo que ha ido el PP, pero a este partido no le ha dado la gana a pesar de que funciona muy bien en otros países y no pone en riesgo la Ley Hipotecaria. Ha decidido no contar con nadie para hacer una reforma mínima y conservadora que no resuelve los problemas, así que dentro de poco tendremos una propuesta de reforma en la Cámara.

¿Le da miedo cómo puede evolucionar el tema de los escraches?

Me parece que el acoso, se llame como se llame, es algo intolerable lo hagas en nombre de lo que lo hagas. Hay que defender las instituciones y a las personas que las representan y eso no significa que se esté de acuerdo con las leyes que hacen los partidos de la mayoría, pero no se cambian bajo coacción y un acoso en el domicilio personal  de los representantes políticos.

A mí lo que me da pena es que el Gobierno no haya sido capaz de aceptar entrar a una reforma a fondo para resolver los problemas reales que tienen los ciudadanos, que se puede hacer desde la aplicación de la ley sin poder en riesgo nada, y no para evitar que nos acosen en casa. Si la política no sirve para eso no sirve para nada, pero hay que recordar que nos pagan el sueldo para eso.

Los medios de comunicación no paran de hablar de casos de corrupción, una grave problemática. ¿Tiene solución factible más allá del discurso político?

Sí. Con el Código Penal y con el escarmiento público por parte de los ciudadanos. Los españoles no somos muy diferentes de los de nuestro entorno, pero en Alemania, por ejemplo, si pillan a un ministro copiando una tesis tiene que dimitir inmediatamente porque existe una cultura política y no le vuelven a votar. Y si pillan a uno con una cuenta en Suiza, como ha ocurrido con el ministro francés, tiene que dimitir y no esperar a que llegue la sentencia firme. Dimite porque no hay perdón y sabe que si el partido quiere tener buenos resultados no puede incluir su nombre en las listas.

Es necesario reformar las leyes para que el delito del enriquecimiento público de los cargos políticos y el de financiación ilegal de los partidos sean delitos y los recoja el Código Penal y para que las personas imputadas no sean elegibles y tengan que dimitir. Pero también los ciudadanos tienen que tomar conciencia de que tienen mucho poder y que si no nos votan aprenderemos la lección, aunque sólo sea por egoísmo, y cambiaremos para que nos voten.

Algunos medios de comunicación han intentado implicar a UPYD en el caso Bárcenas a través de la Asociación ‘Basta ya’, que sirvió de plataforma para crear el partido.

Es un intento tan bajo que les ha durado medio minuto. De donde no hay no se puede sacar.

¿Entiende la polémica que suscitan los comentarios del diputado de UPyD, Toni Cantó en las redes sociales?

Toni es muy goloso porque es un diputado que tiene muchísima notoriedad y actividad en la red y todo lo que hace,  hasta sus más mínimos errores, son aprovechados. Es cierto que los errores que puede cometer y reconocer como tal se aprovechan para lanzarse a su yugular y compararlos con cosas que no son comparables. Y se le adjudican hasta cosas que no dice. Es una forma muy desgraciada que algunos tienen de entender el debate político, pero afortunadamente son pocos.

Es cierto que todos los que tenemos una dimensión pública tenemos que extremar las expresiones y nuestra responsabilidad, pero de la misma manera tenemos que ser responsables a la hora de criticar, contradecir y argumentar porque no vale todo. El respeto es muy importante.